España
La daban por muerta pero la música está más viva que nunca
Se venden menos discos, pero se escucha más música. Internet ha modificado los hábitos de consumo cultural. La revolución no ha terminado, pero ya hay ganadores y perdedores. Entre los primeros están los consumidores y los músicos. En el otro bando está la industria discográfica.
¿Se acuerda de los mensajes catastrofistas que algunos músicos -Loquillo, Rosario, Chenoa- y ciertos gerifaltes de la industria fonográfica lanzaban hace no mucho tiempo? Decían que la música desaparecería y que se dejarían de grabar nuevos discos; que no habría dinero para fichar y producir álbumes a los jóvenes talentos, y que los cantantes y compositores se morirían de hambre debido al daño provocado por la «piratería» (primero eran los manteros y después millones de personas intercambiando música desde sus ordenadores).No ha pasado mucho tiempo de aquello y parece que sólo una de sus profecías se está cumpliendo: cada vez se venden menos CD's. Pero probablemente hay más música que nunca. Los datos de la Federación Internacional de Productores Fonográficos (IFPI) son tozudos: la venta de discos en todo el mundo cayó en 2009 un siete por ciento y un 14,3 en España. Una disminución que ahonda la crisis que sufre la industria del disco desde principios de esta década.Sin embargo, la música es más accesible que nunca para la gran mayoría. La oferta de grupos es inabarcable, los conciertos están a la orden del día y los músicos tienen más oportunidades para grabar y difundir su trabajo, gracias, sobre todo, al salto tecnológico de los últimos años.Cualquiera puede grabar un disco en casa por poco dinero. Con una mesa de mezclas, una tarjeta de sonido y un ordenador se pueden hacer trabajos de buena calidad. Ya no es necesario pasar por un estudio profesional, donde grabar y producir puede costar de 20.000 euros en adelante. En casa se puede hacer por 3.000.Las faraónicas campañas de marketing -a veces con un coste superior al de la grabación- han dejado de ser la vía más eficaz para la promoción del artista. La promoción se hace en las redes sociales. MySpace fue una de las pioneras. En ella se dieron a conocer grupos como Arctic Monkeys, convertido en un fenómeno musical de la noche a la mañana.Más ofertaGracias a la revolución digital hay más variedad en la oferta. Otra cosa muy distinta es la calidad y los gustos de la mayoría, como sugiere el informe de IFPI, gustos que casi siempre apuntan en la misma dirección. Según esta organización, el álbum más vendido el año pasado fue el de la cantante Susan Boyle, célebre tras su paso por el programa de la televisión británica Britain's Got Talent.Las estrellas del pop han dejado de vender toneladas de discos y las grandes discográficas añoran la época de las vacas gordas, cuando se hinchaban a ganar dinero. Ellos han perdido, el público ha ganado. El público y los artistas «pequeños», que pueden desde la red hacer llegar sus canciones a millones de personas.El mercado se ha fragmentado y sólo el que sepa moverse en el floreciente modelo digital y asumir las nuevas formas de consumo de los usuarios podrá seguir en pie. Los ingresos también se han fragmentado: las disqueras buscan hacer caja con una mezcla de publicidad, descargas, suscripciones, merchandising y entradas a conciertos.Nadie sabe cómo quedará el mapa de la música. Los intercambios de archivos siguen siendo un hábito para miles de usuarios, aunque la industria española sigue criminalizando esta práctica. El 32% de los internautas en nuestro país usaron con frecuencia en 2009 estas redes de intercambio frente al 15 por ciento de la media europea, según el IFPI. Pero todo apunta a que la música en «streaming», la que escuchas conectado a internet sin bajártela, es la tendencia que marcará el futuro. Iniciativas como Spotify, en la que participan las multinacionales musicales, ha abierto un camino, sin haber creado nada nuevo.
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