Santiago Posteguillo: «Ya había crisis en tiempos de Trajano»

– «Los asesinos del emperador». Se refiere a los asesinos de Tito Flavio Domiciano. Me imagino que a estas alturas ya se sabe quiénes fueron...
–Sí. Lo difícil es crear con ese hecho una intriga. Yo he estirado la historia del magnicidio cruzándola con otras.

–Ya lo creo: su novela tiene casi 1.200 páginas y unos 100 personajes. ¿Por qué vuelven a gustar los tochos?
–A quien le gusta una novela, quiere estar con sus personajes el mayor tiempo posible. Se produce cierta empatía entre el lector y ellos.

–¿Y por qué piensa que sigue triunfando la novela histórica?
–La novela histórica está de moda desde «Ivanhoe». La curiosidad por el pasado es una constante en el ser humano, y como ahora se enseña tan poca Historia en las escuelas...

–Al personal quizá no le importe mucho quiénes mataron a Domiciano. ¿Qué le atrae entonces?
–Yo pongo el cebo en el porqué. Los gladiadores que van a matar al emperador sólo pueden hacer algo tan irracional, jugarse la vida de ese modo, por amor u odio. Yo les doto de amor y odio.

–¿Quién sería hoy Tito Flavio Domiciano?
–Antes, Hitler o Stalin. Ahora, no sé, quizá el líder de Corea del Norte.

–No sé si es bueno quedarse sin malos...
–Sería bueno, pero muy difícil. Además, los malos dan más juego literario.

–Hablando de Trajano, ¿por qué Roma eligió a un emperador no nacido en Roma?
–Porque estaba podrida por dentro y necesitaba regenerarse.

–¿Es comparable la corrupción de aquellos tiempos con la de estos?
–Habría sus matices. Trajano llega al poder e inicia procesos contra gobernadores y senadores corruptos. A uno le obligó a devolver 700.000 sestercios y encima le desterró.

–¿Hubo una crisis como la de ahora en tiempos de Trajano?
–La hubo. No podían pagar a las legiones. Les faltaba dinero porque Domiciano derrochó. Dejó la caja vacía.

–Eso me suena. Dicen que los neutrinos pueden superar la velocidad de la luz. ¿La novela histórica tendrá sentido cuando haya viajes al pasado?
–Buena pregunta. Pienso que entonces, como hoy, muchos preferirán imaginar a viajar. Y la literatura es, entre otras cosas, imaginar, soñar.

–Tranquilo: creo que los neutrinos sólo son más veloces cuesta abajo.