Barcelona
Las mujeres «fantasma» de Pep y Mou
Cristina Serra Profesión: dirige el negocio familiar Serra-Claret. Dónde conoció a Pep: en la tienda de ropa de sus padres en Manresa.Años de matrimonio: 21.Su mayor sacrificio: dejó su trabajo para ir con Pep a México y Qatar.Matilde MourinhoProfesión: ama de casa. Dónde conoció a Mou: en Setúbal, la ciudad donde veraneaba su familia. Años de matrimonio: 23.Su mayor sacrificio: abandonó la carrera de Filosofía para apoyar a Mou en su sueño de ser entrenador.
Los dos entrenadores más mediáticos de la Prensa deportiva son como el día y la noche, y, sin embargo, tienen una cosa en común: su obsesión por mantener en el anonimato a sus esposas. Las protegen con uñas y dientes de la exposición mediática. Ni comparten las celebraciones públicas con ellas, como ocurrió durante el triunfo del Real Madrid el pasado jueves: no había rastro de Matilde, la mujer de Mou. Ni las culpan de sus derrotas, sino todo lo contrario: frente a las especulaciones de que Guardiola no renueva su contrato con el Barça por culpa de su mujer, el técnico culé echó balones fuera: «Cris no ha tenido nada que ver». Ellas, por su parte, son discretas, prudentes, tímidas... Incluso se diría que tienen alergia a las cámaras: ninguna ha concedido una entrevista. Matilde, Tami para sus amigos, conoció a Mou con sólo catorce años en Setúbal, la ciudad natal del entrenador. Desde entonces, se convirtieron en inseparables. «Están muy enamorados. Se compenetran a la perfección», afirma la regente del restaurante De Paradis en Ferragudo, localidad en la que veranean.
Amor universitario
Su amor se afianzó durante la etapa universitaria de ambos. Ella, que comenzó Filosofía en la Universidad Católica de Lisboa en 1986, abandonó sus estudios para dedicarse en cuerpo y alma a Mou, con el que se casó en 1989. Después, llegaron los niños: Matilde, que ahora tiene 14 años, y Jose Jr de 12. «Es una madre estupenda y como esposa mejor aún: muy detallista», declaran desde De Paradis. La fama no tardó en llegar pero se mantuvo alejada de los flashes. «No sale mucho, y cuando lo hace, no se hace notar, es bastante discreta», explica la dueña de otro establecimiento de la localidad. Con todo, protagonizó varias portadas sobre las supuestas infidelidades del técnico luso. «Era todo mentira. Aquí les vimos juntos y estaban bien como siempre», insiste. Desde que desembarcaron en Madrid, vive con tranquilidad en su casa de La Finca, un exclusivo vecindario en Pozuelo. Quienes la conocen, la describen como una persona afable, reservada, «nada extravagante ni exquisita». «Es muy sencilla, incluso en la forma de vestir: informal pero con clase», explica un empleado del Club Deportivo Canillas en el que juega su hijo de portero. Recientemente, ella y Mourinho viajaron con ellos al Algarve para apoyar a los «Alevines A». «Se desvive por su familia. Sufre y vibra mucho con José... Como madre es muy cercana y le gusta compartir con los demás padres, conversar... pero no tiene un círculo de amigos aquí», relata, y añade: «El mediático es él. Si hay más revuelo, ella se queda atrás, le suelta la mano. Cumple su papel».
Al igual que su homóloga merengue, Cristina Serra, la esposa de Guardiola, es conocida por su don para pasar inadvertida. La pareja blaugrana se conoció hace veinte años en la tienda multimarca Sierra-Claret, propiedad de los padres de ésta en Manresa, y de la cual, lleva ahora las riendas junto a su hermana.
De hecho, sus conocidos comentan que el buen gusto de Pep a la hora de vestir es culpa de ella. «Es muy trabajadora. Guardiola viene a buscarla a la salida, y siempre que pueden aprovechan para estar con sus hijos», expone una empleada. Viven en un barrio ilustre situado en la parte alta de Barcelona, como vecinos tienen a Ainhoa Arteta, Cesc Fàbregas, la baronessa Thyssen... «Es una zona bastante pija; ellos son de lo más reservado, no se esconden pero tampoco se explayan, son más bien sosos», declara un vecino de la zona. Por lo visto, le gusta pasear con sus tres hijos: Marius, Maria y Valentina por el parque Turó. También es buena clienta de los comercios del barrio. En Petit Plaisir recuerdan que la pasada Pascua entró con sus hijos a comprar monas de chocolate. «Es una chica muy tranquila y natural. Yo ni la reconocí, mi compañera me lo dijo», comenta la dependienta, y añade: «Es muy normal, moderna pero sencilla, nunca hubiera pensado que era la mujer de Guardiola».
Su círculo cercano asegura que siempre ha sido un gran apoyo para Pep. «Son una piña. Valoran mucho la familia y estar con sus amistades más íntimas», explica Laura Villagrá, alcaldesa de Santpedor, el pueblo natal de Guardiola. Y es que no hay que olvidar que ella fue el bastón en el que se sostuvo el futbolista cuando se le acusó de dopaje, y quien le defendió a capa y espada ante los medios. Fue la primera y última vez que ésta habló con la Prensa. «Su gracia es la discreción que ha tenido en el ámbito público y familiar, no se significa para nada, no tiene ninguna pretensión».
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