Barcelona
El sueño contrafactual por Sabino Méndez
El problema de los sueños independentistas que tienen algunos de mis paisanos catalanistas es que toda la argumentación de su separatismo pasa por afirmaciones puramente contrafactuales. Lo contrafactual o contrafáctico es, en la ciencia de la lógica, aquello que podía haber sucedido pero que no ha acontecido en el universo observable por la investigación. Por el contrario, los eventos fácticos son aquellos que han sido fenoménicamente existentes, los que han sucedido.
Se pueden analizar, mejor o peor, hechos que han sucedido pero, obviamente, analizar hechos que no han sucedido y que no podemos calibrar hasta que sucedan es un ejercicio siempre arriesgado e incierto. Un ejercicio que tiene muchas probabilidades de acabar en ridículo. Estos días he pasado unos días en Barcelona con mi familia catalana y he podido comprobar la campaña de publicidad encubierta que han desatado los informativos de la televisión regional y he debido preocuparme por su irresponsabilidad. Afirman que la economía catalana, si fuera independiente, sería como la de Holanda o Dinamarca. Por supuesto, eso es indemostrable y no hay nada peor que aquel político que excita a la gente prometiendo cosas que no puede cumplir. Estos días en Cataluña se oyen cosas formidables, como que la quinta parte de la riqueza de España la generamos los catalanes o que las empresas más punteras están en ese territorio. Todas la conclusiones que se sacan a partir de ahí van sospechosamente encabezadas por el «si» condicional. Y en ese condicional nunca se incluye la probable pérdida de los mercados cautivos o el hecho de que si, en algún modo, generáramos tal riqueza en España, es precisamente gracias a pertenecer a ella.
En lenguaje popular, la máxima expresión de lo contrafactual sería el famoso cuento de la lechera. Y todos conocemos el desafortunado final que tuvo esa historia.
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