Desobediente señora Carrington

Inconclusa, porque la pintora vive en su retiro mexicano, donde pronto cumplirá 94 años. Fue Marx Ernst –con quien vivió un «amour fou»–, quien la bautizó como «la novia del viento» por su incapacidad de arraigo. Ya de niña redactaba capítulos de su propio manual de desobediencia: hacia su padre y hacia una clase social que pretendía fosilizarla en un matrimonio «comme il faut»... «Soy un caballo», repite y se repite. Hasta que huyó a galope...Tras un periplo viajero, recalará en la capital del Sena para aprender pintura. Allí se incorporará al grupo surrealista capitaneado por Breton. Junto a Ernst –26 años mayor– aprenderá a desatar sus demonios endémicos «pintando lo imposible». Gravitará en una esfera de opio y absenta; descubrirá los caminos tortuosos del inconsciente y explorará su carnalidad. Malos tiempos estaban por venir para la niña equina, a la vez delfín: tras estallar la guerra, Ernst es encerrado en un campo de concentración, y ella enloquece, hasta ser recluida en un psiquiátrico de la España franquista, de donde escapará rumbo a Nueva York. El exilio abrirá una nueva etapa en su pintura. En este periodo se hallará buscándose, olvidando su parada en la fonda surrealista para profundizar en sus obsesiones infantiles. La prosa de la autora parece «regada a manta» y enriquecida con abono de sinestesias que provocan una reverberación hipnótica. Aunque novela, bien pudiera ser el larguísimo poema épico de una pescadora de verbos y espacios anclada a un mechón del cabello de la artista, para seguir su vuelo de renuncia a la impostura. Ahora, el mundo, por obra de Poniatowska, es un auditorio rendido a los pies de Leonora Carrington.

«Leonora»
Elena Poniatowska
Seix Barral
508 páginas. 21 euros