Deportes

Todo empezó con Landis

El positivo de Floyd en el Tour de 2006 fue el comienzo de la caída de Armstrong. Su testimonio, decisivo en la investigación de la USADA

Armstrong y Landis, juntos con el maillot de US Postal
Armstrong y Landis, juntos con el maillot de US Postallarazon

Madrid- Cuando todavía se estaba juzgando a Floyd Landis por su positivo en el Tour 2006, el estadounidense «denunció» que había recibido una oferta de la USADA para denunciar a Lance Armstrong a cambio de una sanción más suave. La figura del arrepentido comenzó a tomar forma en el mundo del ciclismo como la manera de llegar a las tramas de dopaje. Y Floyd Landis era la conexión más cercana entre el dopaje y el US Postal a la que se podían agarrar los investigadores. Landis prefirió defenderse que acusar a Armstrong, pero en su derrota estaba el origen de la caída de Lance. El final de un mito llegaría a través de la caída de uno de sus peones.

La sentencia de la USADA afirma que Armstrong instigaba a sus compañeros a doparse para que fueran cómplices, culpables como él, y no fueran inocentes con voces limpias ante los tribunales. Lo que no pudo controlar es lo que sucedería después de su marcha. Landis perdió aquel Tour, el primero sin Armstrong, en los tribunales y decidió atacar a los responsables de su inmersión en las drogas deportivas. En 2010 acusó a Johan Bruyneel, el director del US Postal, de iniciarle «en el uso de los parches de esteroides, las transfusiones y la hormona del crecimiento en 2002 y 2003». Y señaló directamente al ganador de siete Tours como su iniciador en el uso de la farmacia con fines deportivos. «Tuvimos largas conversaciones sobre esto durante los entrenamientos, me explicó la evolución de los controles de EPO y que había que pasarse a las transfusiones debido a los nuevos test», confesó. Aquellas palabras parecieron perderse en el aire, la declaración de un resentido contra un héroe.

 Pero esas declaraciones fueron confirmadas ante la USADA, y con ellas, las de diez compañeros más. Landis confiesa que después de conocerse su positivo en el Tour 2006 –aquel triunfo lo heredó Óscar Pereiro– recibió una llamada de Lance Armstrong para instruirle. «Me dijo que si me preguntaban si había utilizado sustancias prohibidas para mejorar mi rendimiento deportivo debía decir: ‘‘Definitivamente, no''».

La estrategia de Armstrong siempre fue negarlo todo, según las declaraciones de sus compañeros recogidas en la decisión razonada de la USADA. «Lance me confesó durante nuestros entrenamientos en junio de 2002 que él había utilizado EPO desde los comienzos de su carrera. En 2001, el primer año en que se utilizaron los test para detectar la EPO, el doctor Ferrari le aconsejó que dejara de utilizar las inyecciones subcutáneas». Pero Armstrong se sentía intocable y siguió con el mismo procedimiento. La consecuencia fue un positivo por EPO en la Vuelta a Suiza de 2001, un mes antes del Tour. «Bruyneel cogió un avión para reunirse en la sede de la UCI con su entonces presidente, Hein Verbruggen, y llegaron a un acuerdo económico para mantener el positivo oculto», relata.

«En abril de 2010 me puse en contacto con Travis Tygart [responsable de la USADA] para ponerle en conocimiento del dopaje utilizado en el US Postal», dice Landis. La misma información la recibieron Steve Johnson, responsable de USA Cycling –la Federación Estadounidense de ciclismo– y el presidente de la UCI, Hein Verbruggen. Sólo Tygart tuvo en cuenta sus acusaciones. La respuesta de la UCI fue enviarle a su abogado para comunicarle que le iban a denunciar «por acusar a la UCI de proteger a algunos ciclistas sospechosos de dopaje y no a otros». Hace una semana, Landis fue condenado a pagar 8.250 euros a Verbruggen y a su sucesor, Pat McQuaid, por difamación. La UCI, en el juicio, admitió haber recibido en aquella época 80.000 euros de Lance Armstrong en concepto de donación para la lucha contra el dopaje.