Bankia

Derramas y seguridad por Carlos Rodríguez Braun

La Razón
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Las reformas financieras son presentadas igual que las subidas de impuestos, a saber: las autoridades siempre juran y perjuran que será la última vez. Así sucedió ayer, nuevamente. El Gobierno, cuyo presidente, no se olvide, es partidario de la «Tasa Tobin», presentó un nuevo plan que eleva el coste sobre la banca. Se le pedirá, dijo el ministro de Economía, «una derrama especial» en forma de adelanto de sus aportaciones al Fondo de Garantía de Depósito, que, tras la venta de Unnim, estaba en las últimas.
Esto servirá para dotarlo de recursos y financiar nuevas operaciones. Al tiempo, se endurecen las provisiones de los créditos inmobiliarios supuestamente sanos. Habrá varios «banquitos malos» con la basura inmobiliaria bancaria. Se da por descontado que habrá que inyectar dinero público, pero el ministro aseguró que no son ayudas y que todo esto «no cuesta un euro a los contribuyentes españoles». Puede ser, pero no es seguro. Puede que hasta resulte a la postre rentable, porque el FROB dará dinero en forma de bonos convertibles al jugoso interés del 10%, pero no es seguro.
Puede que el FGD se recupere y no se encuentre ante nuevos rescates ayuno de fondos, pero no es seguro. Todos los políticos apoyan la reforma, incluyendo el PSOE, que hicieron lo mismo, argumentando que todo iba a salir bien, lo que podía ser, pero no era seguro. Dice el ministro que así el sistema financiero está saneado y el crédito volverá a «fluir», pero no es seguro, porque ello requeriría que la economía se recuperase, y los mayores impuestos no ayudan.
Es verdad que el saneamiento financiero puede haberse completado, pero no es seguro, al revés de lo que nos aseguraban las autoridades hasta que estalló Bankia. La Bolsa, por seguridad, claro está, no tomó todo este asunto con entusiasmo desorbitado.