Bruselas
La UE amenaza ahora con un nuevo impuesto comunitario para empresas
El comisario de Presupuesto confirma a este diario que en septiembre presentará su propuesta de «tasa para los beneficios de sociedades».
Con el principio de «nunca malgastes una crisis» debajo del brazo, la Comisión Europea y los eurodiputados están empezando a preparar el terreno a los primeros impuestos genuinamente europeos, para que la UE pueda contar con sus «propios recursos» más allá de las contribuciones nacionales que alimentan en exclusiva hoy las arcas comunitarias.
El comisario responsable de Presupuesto, Janusz Lewandowski, adelantó ayer que el próximo septiembre presentará algunas ideas de lo que pueden ser refuerzos para las contribuciones de los Estados miembros en esta época de tijeretazos.
Indicó en una primera fase algunos impuestos que la crisis ya ha puesto sobre la mesa, como los impuestos a la banca, a las transacciones financieras o a las emisiones de CO2, pero también incluyó «una tasa europea para los beneficios de sociedades», añadiendo que todavía tiene que concretar más los detalles.
Hacia un modelo federal
Hasta ahora, algunos Estados miembros, capitaneados por el Reino Unido, eran reticentes a la creación de una fiscalidad europea, ya que esta novedad presupuestaria tendría un enorme impacto político, al acercar un poco más la UE a un modelo federal por contar con «recursos propios».
Consciente de estos recelos, Lewandowski prometió en un seminario para los eurodiputados del PPE, el grupo mayoritario de la Eurocámara, que sus propuestas no constituirán una «fuente de ingresos propia pura», sino que serán una fórmula «políticamente mixta» para que sea «viable».
«Estoy a favor de una evolución en lugar de una revolución», comentó, por lo que a la vuelta de verano propondrá en una primera oleada estos impuestos centrados en el músculo financiero en lugar de cargar directamente sobre los europeos.
De hecho, el comisario polaco es consciente de las dificultades no sólo entre los Estados miembros, sino también del riesgo que se corre con los ciudadanos, ya que la creación de un nuevo impuesto europeo «no es un vínculo muy bueno con Europa, e incluso puede crear más recelos».
En Bruselas se percibe que ha llegado el momento de abrir el melón de los «recursos propios» de la UE porque, como resume el vicepresidente de la comisión de presupuestos de la Eurocámara, Jean-Luc Dehaene, «serviría para reducir las contribuciones de los Estados miembros y ayudarles a cuadrar las cuentas» ante los problemas actuales de sostenibilidad de los cofres públicos.
Hasta ahora, el presupuesto de la UE se nutre de las contribuciones de los Estados miembros, que aportan alrededor del 1% del PIB a las arcas comunitarias.
Sin embargo, este acoplamiento del presupuesto europeo a los presupuestos nacionales es «una estrategia perversa que limita los recursos de la UE», opinó el ex ministro de Finanzas italiano Tommaso Padoa-Schioppa.
Por eso, el italiano defendió una «orientación valiente» ahora que «todo es posible, porque los viejos tabúes se han venido abajo», gracias a la crisis y la necesidad de buscar nuevos recursos.
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