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Actualidad
Los ministrables no se mueven

MADRID-Los «ministrables» del PP parece que han interiorizado aquello de Alfonso Guerra de que «el que se mueve en la foto no sale». Y más quietos no podrán estar de aquí hasta que Mariano Rajoy haya superado su investidura como presidente del Gobierno y formalice el nombramiento de su nuevo Consejo de Ministros.
La apertura de la X Legislatura en el Congreso fue el escaparate perfecto de lo que se cuece en estos días en las filas populares. El próximo presidente del Gobierno llegó a la reunión del Grupo Popular, convocada básicamente para explicar a la bancada cómo tenían que votar, cuando ya estaba impartiendo la clase a puerta cerrada José Luis Ayllón. Y entonces el nuevo portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, le pasó un papel con el nuevo Consejo de Dirección del grupo, que él leyó con desgana, al menos sin parecer nada convencido, según varios asistentes, de lo que estaba oficializando. De hecho, Rajoy precisó que las decisiones en estos momentos son provisionales, a falta de las importantes –las de su Gobierno– que se conocerán en días.
Realmente la composición de ese nuevo Consejo de Dirección del Grupo Popular sorprendió de partida a propios y extraños por algunos de los que se han quedado y algunos de los que se han ido. Se mantienen en él, por ejemplo, Ayllón y Fátima Báñez, dos de los valores en alza dentro del PP, personas de confianza, además de Soraya Sáenz de Santamaría, y sobre las que se da por hecho su salto a la estructura del Gobierno. Sin embargo, sale el gallego Celso Delgado, al que también en las filas populares se le presupone con posibilidades de asumir responsabilidades más altas. Otra entrada sorprendente para el PP ha sido la del veterano Ramón Aguirre.
Estos nombramientos de tercer nivel dieron que hablar en los «pasillos» durante la interminable liturgia de la constitución del Congreso, pero la atención, inevitablemente, y a su pesar, recayó en los oficializados como «ministrables». Todos tienen asumido, porque Rajoy además no pierde oportunidad de recordarlo en privado, que nadie sabrá nada hasta el último momento, así que ayer cada cual aplicó su receta para superar el trance con el menor protagonismo posible para que el «jefe» no pensase que alguno se estaba moviendo en la foto antes de tiempo. Por cierto, a falta de que se adjudiquen formalmente los escaños a cada uno de los diputados, el orden protocolario dejó ayer una fuente de inspiración para las especulaciones internas. Codo con codo se sentaron Ana Mato, Soraya Sáenz de Santamaría, Esteban González Pons, Alberto Ruiz-Gallardón, Jorge Moragas y Ana Pastor.
Todos ellos están en el bombo de «candidatos» a formar parte en un nivel u otro del nuevo Ejecutivo, como también siguen dando vueltas en el mismo los nombres de Cristóbal Montoro, Luis de Guindos, Rodrigo Rato, Jorge Fernández o hasta el del independiente José Manuel González Páramo. La apuesta segura es por Sáenz de Santamaría y también hay otro fijo que es Miguel Arias Cañete. Pero Rajoy ha sorprendido con sus nombramientos parlamentarios y su anuncio de que será «razonablemente previsible» con su Consejo de Ministros incluye también sorpresas, como ya anticipan en su entorno. En alza están Elvira Rodríguez, muy incorporada discretamente al equipo económico del partido; o Álvaro Nadal, secretario de Empleo y Economía del PP, y apoyo de Rajoy en su estreno en Europa.
LA LUPA
El más disciplinado
Alberto Ruiz-Gallardón fue uno de los alumnos más aplicados: se sentó en su escaño y no se movió, salvo para saludar a Zapatero,en las tres largas horas que duró el trámite parlamentario –debajo de él, Rajoy no dejaba de leer–. Cuando salió, porque ya no le quedaba más remedio ya que el acto había terminado, se marchó sin mediar palabra con la Prensa.
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