Sevilla

Vázquez sostiene ante los hosteleros que «no hice nada de qué arrepentirme»

El concejal comunista intenta un acercamiento por carta a la patronal tras su presencia en un piquete que dañó un bar.

Carlos Vázquez interviene hoy en el Pleno para zanjar la polémica
Carlos Vázquez interviene hoy en el Pleno para zanjar la polémicalarazon

SEVILLA- Un día antes del Pleno que analiza la reclamación de cese por parte del Partido Popular y una petición de disculpas formales por parte del PSOE, el delegado de Economía y Empleo, Carlos Vázquez, ofreció ayer su primer gesto conciliador al gremio hostelero tras su polémica presencia en un piquete que causó daños en el bar El Serranito durante la última huelga. Por carta, el concejal comunista lamentó la «ruptura de relaciones» con su área anunciada por la Asociación de Empresarios de la Hostelería pero reiteró su «orgullo» por haberse implicado activamente en el paro general, al dejar claro que «no he cometido ningún delito, ni nada de lo cual tenga que arrepentirme».
Vázquez es hoy el involuntario protagonista de una sesión plenaria en la que tendrá que responder a las demandas de los socios socialistas de Izquierda Unida en el Ayuntamiento. Espoleado por su ejecutiva provincial y su candidato, Juan Espadas, y pese a que el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, aceptó los argumentos ideológicos del concejal no electo, el Grupo municipal del PSOE exige al delegado comunista que vuelva a repudiar la violencia y a separar su responsabilidad institucional de su afiliación sindical, esta vez en un foro político.
El aludido se anticipó remitiendo un escrito al presidente de los hosteleros, Pedro Sánchez Cuerda, quien anunció tras los incidentes la ruptura de relaciones con Economía y Empleo, declarando «persona non grata» al responsable municipal y exigiendo su destitución al alcalde. En la misiva, Carlos Vázquez expresa su máximo «respeto» hacia esta medida, pero deja claro que no comparte «en absoluto» la postura adoptada por la patronal y ratifica –también ante el PP– que no tiene intención de abandonar su cargo porque no realizó acto alguno que le conduzca al «arrepentimiento».
Según informó Europa Press, el edil sí lamenta en su escrito que los hosteleros «hayan cerrado todas las puertas a un posible entendimiento» y advierte al colectivo de que «no es la decisión que más conviene a la economía de nuestra ciudad». Por eso, apuesta por retomar las relaciones y se ofrece a los empresarios para «impulsar todas aquellas iniciativas, proyectos y actuaciones que sean necesarias y beneficiosas para el sector de la hostelería sevillana».
A la espera de que el PSOE acepte este gesto del concejal y sus explicaciones plenarias, CC OO y UGT critican que los empresarios «y la derecha política» utilicen este asunto y las instituciones para «criminalizar» a los piquetes informativos y «desprestigiar a compañeros» como Vázquez. Ambos sindicatos condenaron ayer cualquier acto de violencia –incluyendo «las amenazas de despido» a los trabajadores durante la huelga–, pero rechazaron que esa violencia «se asocie con el papel» de los piquetes.


«No habrá monedas de cambio por el pacto»
Ante el aluvión de críticas, el PCA provincial se apresuró desde un primer momento a cerrar filas en torno a Carlos Vázquez, un hombre clave en la estrategia y gestión política del Grupo municipal de IU. Ahora, el partido contempla las presiones procedentes de sus propios socios de gobierno en el Ayuntamiento como «un problema interno del PSOE», entre el equipo de Alfredo Sánchez Monteseirín, la dirección provincial socialista encabezada por José Antonio Viera y su candidato, Juan Espadas. En este contexto, el secretario provincial del PCA, Juan de Dios Villanueva, deja claro que «Carlos Vázquez no tiene que pedir disculpas porque no ha cometido error alguno» y «no será moneda de cambio» para mantener el Pacto de Progreso. El dirigente comunista ni siquiera contempla que este conflicto político, aún abierto con el enfrentamiento entre el delegado de Economía y Empleo y los empresarios de la ciudad, pueda afectar de alguna manera al acuerdo de gobierno. Villanueva recuerda que dicho acuerdo excluye consideraciones ideológicas o sindicales, reivindicando que su partido es «una fuerza política autónoma» que mantiene diferencias «en política general» con el PSOE –empezando por la reforma laboral– que anteriormente no han supuesto problemas para el pacto «ni para la lealtad mutua» en la gestión al frente del Ayuntamiento.