Bruselas

Los términos a debate en Bruselas por Isabel Rodríguez-Tejedo

La Razón
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Dación en pago, EPA, deuda, déficit… En los últimos años hemos añadido a nuestro vocabulario algo de la jerga que hasta hace poco interesaba casi en exclusivamente a los economistas. Últimamente, lo «más» es la prima de riesgo (recién incluida en el diccionario por la RAE, por cierto), pero ¿quién no se acuerda de los ninjas, o de las «subprime»? Y así seguimos, aprendiendo cosas nuevas cada vez que a esta larga crisis le sale una nueva cabeza.

De cara a la cumbre europea a celebrar a finales de esta semana, vamos a abrir boca con una fácil. El BCE es el Banco Central Europeo, que se encarga de la política monetaria (piensen en los tipos de interés) de los países del euro con el objetivo de mantener una cierta estabilidad de precios. No confundir con los bancos del barrio (los de la nómina, la hipoteca y los recibos), aunque sí entran en aquello de la «unión bancaria». Todavía no está muy claro qué significaría la unión bancaria en la práctica pero probablemente incluiría legislación y supervisión común, una garantía de depósitos compartida, y un fondo de estabilización con vocación de permanencia.

Eso de la estabilización es más familiar, por aquello del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Pero otra vez hay que ir con cuidado, porque aunque suene parecido, no es igual. El FEEF, más que con bancos, tiene que ver con los estados miembros. Les sonará porque es un mecanismo para mantener la estabilidad financiera en la Unión y prestar dinero a los países con graves problemas económicos, principalmente de deuda. En casa le llamamos el «Fondo de Rescate», y con eso normalmente todos nos entendemos.

También está de moda lo de los eurobonos (se acordarán, normalmente la palabra viene acompañada por un «no» tajante de Merkel). Aunque existe otro significado, esos eurobonos de los que hablan las noticias serían, si es que alguna vez llegan a existir, una forma de emitir deuda pública conjunta en la eurozona. Por entendernos, serían algo parecido a las letras del Tesoro de España, pero cambiando España por Unión Monetaria. A los países que pagamos mucho por nuestra deuda nos vendría estupendamente porque nos saldría más barato hacerlo, pero también tienen sus pegas (que no son pocas ni pequeñas).

Lamentablemente, con esto no acabamos. Nos acostumbraremos a todo ello: «Pacto fiscal», «tesoro único», etc. A la fuerza ahorcan.

 

Isabel Rodríguez-Tejedo
Profesora de Economía Universidad de Navarra