Génova

Aguirre se blinda con un equipo de pico y pala

Es su tercera legislatura al frente de la Comunidad, pero Esperanza Aguirre demostró ayer que la monotonía no se ha instalado en la Puerta del Sol. Tras tomar posesión como presidenta de la Comunidad, volvió a abrir su cuaderno verde, esta vez más hermético que nunca, para revelar los nombres del «dream team» con el que gobernará los próximos cuatro años.

Minutos antes de conocer su salida del Ejecutivo de la Comunidad, Francisco Granados acudió, junto al resto de miembros del Gobierno regional, a la tercera toma de posesión de Esperanza Aguirre como presidenta autonómica
Minutos antes de conocer su salida del Ejecutivo de la Comunidad, Francisco Granados acudió, junto al resto de miembros del Gobierno regional, a la tercera toma de posesión de Esperanza Aguirre como presidenta autonómicalarazon

Tras ocho años de experiencia de Gobierno, la jefa del PP dio ayer un nuevo golpe de mando para blindarse con un núcleo duro más reducido y «bunkerizado» que nunca. Para ello, la primera decisión que tomó fue sacar de su Gobierno a Francisco Granados, uno de los consejeros que la acompañaban desde su llegada a la Comunidad. Aguirre había diseñado un futuro para Granados al frente del PP en Madrid, como secretario general y portavoz del grupo parlamentario. Implicaba renunciar a sus competencias en el Gobierno y, aunque le convertía en el «hombre fuerte» del PP, se negó a aceptar la que ya era la última oferta.

Aguirre deja en ocho las consejerías, tras fusionar dos de las nueve de la anterior legislatura y hacer de Vivienda, Mujer, Inmigración e Interior direcciones generales. En las carteras de mayor peso, Aguirre mantiene a sus cinco personas de confianza, lideradas por Ignacio González, «mano derecha» de la presidenta y «hombre fuerte» del Gobierno al frente de la Vicepresidencia, Portavocía, Cultura y Deportes. Tras él se mantienen Antonio Beteta –que cambia Economía y Hacienda por Transportes e Infraestructuras–, Lucía Figar –que suma Empleo a Educación–, Javier Fernández-Lasquetty –Sanidad– y Ana Isabel Mariño, en Medio Ambiente y Ordenación del Territorio.

La entrada de tres caras nuevas es el triunfo del trabajo en la sombra y, de nuevo, la fidelidad. Salvador Victoria, que gestionará Asuntos Sociales en sustitución de Engracia Hidalgo –que sale del Gobierno–, llega de la mano de González tras ser el auténtico «obrero» de la Puerta del Sol. Regina Plañiol, asumirá dos de las carteras de Granados –Presidencia y Justicia–, tras cuadrar el «sudoku» de la Dependencia como viceconsejera de Asuntos Sociales. Y Percival Manglano controlará la Economía y la Hacienda regional después de haber dirigido el área regional de Cooperación al Desarrollo y de aceptar ir en la candidatura de Gallardón en las últimas elecciones.

Un equipo de «Pico y Pala»
Que los nombres del nuevo Gobierno de la Comunidad de Madrid se anunciara a través de Twitter, según iba tomando las decisiones Esperanza Aguirre, fue sólo la primera de las muchas novedades de la tarde. Tras una semana plagada de quinielas y rumores, la presidenta «desclasificaba» las iniciales encriptadas de los componentes de su nuevo equipo. Tras anunciar que un reducido grupo de ya casi «intocables» –Antonio Beteta, Lucía Figar, Javier Fernández-Lasquetty y Ana Isabel Mariño– se mantenían prácticamente en los mismos puestos capitaneados por un «mega-vicepresidente», Ignacio González, llegó la bomba informativa.

Los rumores más atrevidos sobre la salida del Gobierno de Francisco Granados se confirmaban. Hacía dos semanas que Aguirre le había propuesto ser portavoz de la Asamblea y controlar todo el partido en Madrid –a través de Génova y Vallecas– y éste lo había rechazado sin quizás saber que la presidenta ya había «cuadrado» su Gobierno sin contar con él. La jefa del PP tuvo que echar mano, entonces, de su segunda opción para la Portavocía, Íñigo Henríquez de Luna, que aceptó sin poner impedimentos y permitiéndole cerrar el «asunto Vallecas» sin demasiados cambios respecto a Sol.

Tras citar a Granados en su despacho a primera hora de la tarde, comunicarle que restaría las consejerías de Presidencia, Justicia e Interior y sólo sumaría el cargo de senador por designación autonómica, Aguirre desencriptó las otras tres sorpresas que aún le quedaban en la manga. El mismo motivo que provocó la salida de uno, incentivó la entrada de Salvador Victoria, Regina Plañiol y Percival Manglano, tres «números dos» a los que la presidenta ha querido premiar por su trabajo y lealtad al Gobierno.

Aguirre, que en los últimos años ha tenido entre sus metas el adelgazamiento el Ejecutivo, lo habría tenido fácil para añadir a la consejería de Transportes e Infraestructuras las competencias de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio en lo que todas las quinielas barajaban como la nueva «supercartera». Con el titular de Transportes, José Ignacio Echeverría, como nuevo presidente de la Asamblea y la hasta entonces consejera de Empleo y Mujer, Paloma Adrados, convertida en nueva alcaldesa de Pozuelo de Alarcón, la presidenta sólo tendría que mover un par de sillas para ajustar a los que han sido los miembros de su gabinete la pasada Legislatura y premiar a sus nuevos pesos pesados.

Pero en política nunca debe descartarse el factor sorpresa y, mientras unos esperaban tener hueco, otros, seguros de su valía para la presidenta, querían añadir a sus competencias otras más artísticas. Finalmente, y al margen de suposiciones, lo único cierto es que Aguirre decidió que sea su «número dos», Ignacio González, quien continúe asumiendo la consejería de Cultura y Deportes.

Salir de la crisis, meta de Aguirre
Aunque ayer, en su toma de posesión, Esperanza Aguirre aún no había comunicado quienes serían los componentes elegidos para su gabinete, sí que quiso dar las primeras indicaciones de lo que será estar a su lado los próximos cuatro años. La tercera vez nominada presidenta de la Comunidad anunció la meta de esa Legislatura: «Lograr la recuperación económica, que vuelva a crecer el empleo y para que todos, y en primero lugar, los jóvenes recuperen la esperanza y el optimismo».