Literatura
Del café a la sopa
No es una novela, aunque esté contada con técnica narrativa de primer orden. Tampoco es una crónica, pese a que la historia avance con pulso «capotiano»... Le adornan, también, la profundidad psicológica de los rusos y la certera distancia de algunos americanos.
Después de haber provocado algunas arcadas éticas por su respetuosa mirada hacia la maldad, Carrére da un paso al frente con esta desgarradora historia en la que pese a su lúcida impertinencia se muestra más humano. Una pareja que pierde a su niña tras ser arrollada por el tsunami de Sri Lanka; una mujer casada que muere de cáncer... Y un escritor que decide contar ambas historias, como amanuense al dictado de la realidad, asistido de la legitimidad que le da haber sido impelido a hacerlo por los familiares. Pero no sólo hay duelo y pérdida. También asistimos a la cronología de las dificultades burocráticas. Y amor, política; ensayo sobre el derecho aplicado a los casos de desahucio...
Y un tratado sobre el hombre ante la enfermedad. Historias ordinarias que sólo un autor de raza puede convertir en extraordinarias. Después de la neurosis íntima sufrida tras «Una novela rusa», Carrére optó por distanciarse de la implicación emocional ya desde el título. Lo cierto es que esta historia podría haber arrancado como artículo de fondo de un dominical. El único problema es que el café del desayuno se habría alargado hasta la sopa de la cena. Aunque habría merecido la pena estar sumergido entre sus páginas hasta grabarnos a fuego que sólo la certeza de la muerte produce nuevas formas de vida.
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