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Actualidad
Adelson no juega con la política
Era demócrata hasta que se hartó de que subiesen los impuestos. Ahora financia la campaña del republicano Newt Gingrich para llegar a la Casa Blanca
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El magnate de los casinos Sheldon Adelson, de 78 años, cojea al caminar debido a un problema con un nervio. No importa: tiene un andador y un «scooter». Y su apretón de manos y su voz se mantienen firmes, que es lo que al fin y al cabo le importa.
Sheldon Adelson ocupa el puesto octavo en la lista de la revista «Forbes» de los hombres más ricos de Estados Unidos, y el décimo sexto en la del mundo. Su fortuna personal alcanza los 24.600 millones de dólares. Quizá por eso se pregunta en una entrevista con esta publicación por qué no dar otros 10 millones de dólares al ex portavoz de la Cámara de Representantes Newt Gingrich o quizá, no importa, 100.
En las intrigas políticas de la carrera republicana de las elecciones primarias, a Adelson se le ha acusado de intentar comprar estas elecciones para el candidato Newt Gingrich, que ha perdido fuerza en las últimas elecciones primarias. A pesar de su resurgimiento en Carolina del Sur, gracias a las contribuciones millonarias de la esposa del magnate, la batalla de las primarias del próximo martes en Arizona y Michigan se librará entre el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney y Rick Santorum.
«Las personas que me critican o están celosas o son críticos profesionales. Les gusta ensuciar a la gente. Es injusto haber sido tratado de forma tan cruel, pero eso no me va a frenar. Podría dar otros 10 millones de dólares u otros 100 a Gingrich», explica desde su casino The Venetian de Las Vegas.
Adelson reformó este lugar inspirado por su viaje de luna miel en Venecia. Tiene fotos con la «realeza» conservadora, entre los que destacan el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush, su ex vicepresidente Dick Cheney, el ex alcalde republicano de Nueva York Rudy Giuliani y el primer ministro de Israel Netanyahu.
En 2005, Adelson y su mujer donaron 250.000 dólares para una ceremonia de George W. Bush. Además, fue el principal benefactor de «Freedom's Watch», un grupo fundado para contrarrestar la influencia del multimillonario George Soros y los grupos demócratas. Prácticamente todo el dinero que gastó este grupo (unos 30 millones de dólares) en las elecciones de 2008 contra el actual presidente, Barack Obama, vino de Adelson. Aunque se registró en un principio en el Partido Demócrata, cambió de agrupación política debido a la filosofía demócrata de subir los impuestos a los ricos. «¿Por qué tengo yo que pagar más porcentaje que el resto?», se pregunta con frecuencia.
De la ruina a la riqueza
En España, Adelson está siendo protagonista en los titulares por su gran proyecto de crear una ciudad del juego en Madrid o Barcelona. Es precisamente de este tipo de iniciativas de donde emana su poder. Con 12.000 millones de dólares inyectados en cuatro casinos en Macao, es el mayor inversor que China ha tenido jamás. Orgulloso de sus ideas, en «Forbes» asegura que ha ayudado en que Singapur sea una ciudad excitante llena de artes culinarias y museos.
Su poder viene de Israel, donde este hijo de judíos ucranianos ejerce su influencia a través de su periódico «Israel Hayom» (Hoy Israel) y la donación de millones
de dólares a las asociaciones de caridad locales. Lo más sorprendente es lo rápido que ha crecido su patrimonio. Hace sólo cinco años el imperio de Adelson se enfrentaba a una suspensión de pagos y «Forbes» estimó que su fortuna había bajado de 28.000 millones de dólares a 3.000. Ahora, en cambio, vuelve a tener 25.000. En 2007, Adelson, como muchos estadounidenses, estaba lleno de deudas: 10.000 millones de dólares.
Los inversores dejaron de confiar en él, le falló su línea de crédito. Con el derrumbe de Lehman Brother's las cosas se complicaron más. Los accionistas de su compañía le exigieron una garantía. Adelson reunió a su mujer y a sus dos hijas, les explicó la situación en la que se encontraba y les dijo que podía recuperar el dinero, aunque eso suponía poner en riesgo su herencia. Necesitaba su permiso. Una de sus hijas, Sivam, le dijo: «Papá, creemos en ti, creemos en la compañía y creemos en lo que vas a hacer».
Y salvó sus negocios. Logró 475 millones de dólares de préstamo y creyó en su empresa frente a todo porque Las Vegas era un desastre, su proyecto de Singapur no estaba terminado y el de Macao no iba bien. Sin embargo, cuando superó su crisis de deuda, los mercados se estabilizaron, sus iniciativas empezaron a crecer y él a ganar dinero.
Adelson, que tiene muy claro por quién apostar en política, aunque no sea a caballo ganador, tiene mucho más claro que, en estos tiempos, el oro viene de un lugar de cuatro letras: Asia.
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