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OPINIÓN: Irse a tiempo

La Razón
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Dice mi buen amigo Miguel López Bachero que no debo leer tanta prensa ni oír tanta radio, que me pongo tóxico y de mal humor. Lo haré, Miguel, te lo prometo. Pero antes tendré que enfrentarme este mes al recibo de la luz, que me lo suben un cinco, al butano, que es un seis y a la hipoteca, que me va a costar veinte mil duros más este año. Y eso que tú no conduces, porque la gasolina está hoy a uno con treinta. Así que si junto lo dicho con casi cinco millones de paisanos en el paro y la tonelada de mentiras que me estoy comiendo con lo de la tregua de ETA, lo mismo hay tema para ponerse un poquito tenso. Por eso, solo se me ocurre echar mano del sentido común y decir sin acritud que es mejor que Zapatero diga adiós con todo su equipo, a que ande por ahí deshojando la margarita podrida de la sucesión. La caída en barrena de Zapatero no tiene por qué significar el desastre de una nación. Necesitamos quitarnos de encima un peso muerto, por mucho que lo anime el jefe del banco, y sacar las urnas cuanto antes para enderezar el rumbo con una buena demostración de espíritu democrático. Porque como alguien del despacho de Bono salga diciendo una tontería más, esta primavera va a ser la más seca de los últimos siglos, incluidos aquellos brotes que nunca reverdecieron ni la madre que los parió. Irse a tiempo es una virtud, créeme. Y aunque ya parece tarde y nadie –ni de su partido- se cree al Señor Rodríguez, para mí sigue siendo el Presidente del Gobierno de España y, por lo tanto, una persona a la que respeto en su dimensión y critico en libertad. Me parece que su hora política llegó a su fin y alguien debe decírselo, antes de que todo sea excesivamente patético. Que haya alivio y sálvese el que pueda.