Buena pinta

No me atrevo a lanzar las campanas al vuelo. Ni siquiera a tocar una simple campanilla, pero el Atlético que hemos visto en este arranque de temporada es otra cosa. De verdad. De los viejos ídolos no queda ni uno y el Calderón ha decidido practicar aquello de a rey muerto, rey puesto. Nadie echa de menos al Kun ni a Forlán. Sobre todo después de la escasa elegancia que demostró el argentino a la hora de abandonar el club. Falcao y Diego han devuelto la ilusión a unos aficionados que estaban más quemados, y nunca mejor dicho, que la pipa de un indio.
Me perdí los dos primeros encuentros, pero disfruté con el 2-0 al Celtic. También ayer, porque en ningún momento sentí esa angustia de ver que se puede escapar un partido en los últimos minutos. Este equipo, que aún está por hacer, parece serio. Serio es Manzano, aunque no sea la alegría de la huerta, y perdón por el chiste fácil. Si las piezas, que acaban de salir de la caja, de este puzzle terminan por acoplarse, será una temporada para recordar.
Pero vuelvo al principio. Nada de euforias prematuras, y a ver si esta temporada, por fin, nos sacamos la espina de los años que llevamos sin ganarle al equipo de ese chico tan modesto que se define a sí mismo como bueno, guapo y rico. De lo último no me cabe duda. Lo mismo tiene que pagar el Impuesto de Patrimonio y todo.