África

Benín

«África es una esperanza para el mundo»

En el primero de sus tres días de viaje a Benín, Benedicto XVI denunció que la «sumisión incondicional a las fuerzas del mercado o las finanzas» y el «nacionalismo exacerbado» pueden tener consecuencias «funestas», pues acaban erosionando los «valores humanos, culturales, éticos y religiosos».

El Pontífice, aclamado por cientos de fieles a su llegada al país africano
El Pontífice, aclamado por cientos de fieles a su llegada al país africanolarazon

CiUDAD DEL VATICANO– La advertencia, lanzada en su discurso en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Cotonou, principal ciudad de este país africano, iba dirigida tanto al continente que visita como a todo el mundo. «No se ha de temer a la modernidad, pero tampoco se puede construir olvidando el pasado», dijo el Papa, pidiendo que valores como la «dignidad, la grandeza de la familia y el respeto de la vida» no se queden por el camino durante los cambios sociales.

Antes de tomar el vuelo que le llevó a Benín, el Pontífice fue despedido en el aeropuerto romano de Fiumicino por el nuevo primer ministro italiano, Mario Monti, quien ha sustituido a Silvio Berlusconi precisamente por el acoso que los mercados han realizado a la economía transalpina. Monti, católico practicante y defensor manifiesto de las enseñanzas de Benedicto XVI, se encontraba por primera vez con el Papa, quien le preguntó acerca de la situación política italiana y sobre la crisis económica que sufre la Unión Europea.

En el habitual encuentro en el avión con los periodistas que le acompañan durante sus viajes, el obispo de Roma explicó cómo deben ser, en su opinión, las ayudas internacionales a África. «No bastan las buenas intenciones. Es necesaria una acción concreta, que vaya más allá del egoísmo, así como trabajar a favor de los demás», dijo. Al ser preguntado por la expansión de las sectas pentecostales, que «pescan» a muchos de sus fieles entre los católicos, apostó porque la Iglesia de Roma se muestre en toda su universalidad, no siendo algo «difícil y europeo». «Hace falta una liturgia participativa que no sea sentimental y transmita un mensaje sencillo, concreto y comprensible para todos». También minimizó la competencia de estas sectas, pues tienen «poca estabilidad», debido a que muchos de los fieles vuelven al catolicismo tras haber pasado por ellas durante un tiempo.

Benín recibió al Papa con alegría, música y colorido. Eran muy llamativos los vestidos con la imagen estampada de Benedicto XVI. Contrastaban con el blanco inmaculado que vestían la gran mayoría de los cardenales que conformaban el séquito papal, como es costumbre entre los purpurados africanos. Tras recorrer las calles de Cotonou, el Papa visitó la catedral de la ciudad, donde recordó al arzobispo Isidore de Sousa, quien ayudó a llevar la democracia al país, y afirmó que «África es una esperanza para el mundo».

 

Homenaje al cardenal Gantin
Son tres los motivos por los que el Papa visita Benín: la invitación del presidente y del episcopado del país, la entrega de la exhortación apostólica tras el Sínodo de África y el recuerdo del cardenal Bernardin Gantin, con quien Benedicto XVI trabajó codo con codo en la Curia romana durante años. «El cardenal Gantin se había ganado el respeto y el afecto de muchos. Por eso me ha parecido justo venir a su país natal, para rezar ante su tumba y para agradecer a Benín el haber dado a la Iglesia a este hijo eminente», dijo el Pontífice.