Discriminación

Hay noticias que quebrantan la moral y profanan la ética. Los organizadores de la marcha del Orgullo Gay de Madrid han decidido que los homosexuales de Israel no están invitados al desfile por una decisión de su Gobierno sin saber siquiera si la apoyan. Argumentan razones de seguridad cuando lo único que hacen es cogérsela con papel de fumar que les va a quemar hasta en las entrañas. Creía yo que defendían los derechos de los homosexuales de aquí y de allá, sin nacionalidades y sin banderas, salvo la arco iris, la de la presunta libertad. Pero no, priorizan la política a sus ideales. Mal camino y en la peor dirección. Como canta Raphael, ¿qué sabe nadie? Puede, es una posibilidad, que los mismos que iban a venir a Madrid rumiaran en silencio que las decisiones de su Ejecutivo fueran desproporcionadas. Da igual, con los judíos siempre ha dado lo mismo, son etiquetados y manufacturados como sospechosos y peligrosos.Es de lamentar, porque ellos al menos podían venir. No sé los palestinos homosexuales, a los que Hamas los contempla sólo para encerrarlos en cárceles. Ser islamista y homosexual lleva a la marginación, el repudio y la represión. No es nuevo, por muy viriles que sean.Madrid acoge, no rechaza, de eso presumimos y es razón de orgullo gay o no. Pero la afrenta es inmensa, es renovar el triángulo rosa que Hitler les bordó. Y ya que han salido del armario, mejor no poner la cerradura y custodiar la llave, ¿no?