Barómetro del CIS

Elecciones anticipadas

Los ciudadanos y la economía necesitan recobrar una confianza que el Gobierno ya no es capaz de inspirar. 

La Razón
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El insatisfactorio encuentro de la semana pasada entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición ha puesto de relieve las dificultades casi insalvables que impiden llegar a acuerdos de Estado para hacer frente a la crisis. De poco sirve que la mayoría de los españoles, concretamente un 64,5%, según la encuesta que hoy publica LA RAZÓN, se muestre partidario decidido de esos pactos o que el Rey lo haya solicitado ya en tres ocasiones en los últimos meses. La dinámica de los dos grandes partidos parece centrarse en otros objetivos, lo que ha dado lugar a que dirigentes políticos y sectores de la opinión pública planteen fórmulas alternativas que permitan salir de la parálisis. El sondeo realizado por NC Report para nuestro diario aborda algunas de estas fórmulas, entre ellas la moción de censura y las elecciones anticipadas. Sobre la primera, son mayoría (48,9%) los que la rechazan; aunque sea un instrumento parlamentario que el PP no ha desechado rotundamente, no parece que sea eficaz dada la actual composición del Congreso. Mucho tendría que cambiar la relación de alianzas, cercanías y antipatías políticas para que triunfara una moción. Por el contrario, la hipótesis de las elecciones anticipadas, nunca antes planteada en estos seis años, goza del apoyo del 52,9% de los encuestados, frente a un 30,4% que no lo estima necesario. Como es comprensible, la propuesta es masivamente acogida por los votantes del PP: el 72,4%. En mayor proporción, los socialistas la rechazan. Ambas partes, sin embargo, comparten en buena medida un mismo sentimiento: Zapatero no les inspira confianza. Lo novedoso no es que el índice de rechazo se dispare entre los votantes populares (un 90%), sino que en las filas socialistas flaquee también el crédito de su líder: el 50,8% de los encuestados ha confesado tener poca o ninguna confianza en Zapatero. Por todo ello, no es descabellado plantear un adelanto de las elecciones generales para darles voz a los ciudadanos ante la peor crisis económica de las últimas décadas. Si en circunstancias también difíciles, como las que vivió España a mediados de los años 90, Felipe González adelantó las elecciones, ahora existen razones más perentorias para hacer lo mismo. Por añadidura, el presidente Zapatero se enfrenta a un horizonte parlamentario aún más inestable y volátil para sacar adelante los próximos Presupuestos, con un margen de maniobra muy reducido por el distanciamiento de los partidos minoritarios que hasta ahora le han acompañado a cambio de suculentas partidas presupuestarias. Pero dado que el grifo del dinero público parece que se va a cerrar por una temporada para rebajar el déficit, tal y como exige Bruselas, al PSOE apenas le queda qué ofrecer a los nacionalistas y a la izquierda radical. Otros factores de alto voltaje, como la sentencia del Estatut y las autonómicas catalanas, colocan al Gobierno en una montaña rusa de dudas e incertidumbres. ¿Es ésa la mejor posición para plantarle cara a la crisis e infundir confianza a los ciudadanos? No, desde luego, como demuestra nuestra encuesta de hoy: el 71,9% dice que el Gobierno no sabe sacarnos de la crisis. De ahí que anticipar las elecciones sea una salida lógica y plausible.