China

Estalla la guerra del tomate

La Tomatina de Buñol concentra a más de 40.000 visitantes para lanzar, en una hora, 120.000 kilos de esta hortaliza

Más de 40.000 personas lanzaron 120.000 kilos de tomate por las calles de la localidad de Buñol
Más de 40.000 personas lanzaron 120.000 kilos de tomate por las calles de la localidad de Buñollarazon

VALENCIA- Ni siquiera el famoso personaje de los libros de «¿Dónde está Wally? quiso perderse la batalla más divertida de todos los tiempos. La localidad de Buñol se convirtió ayer en el escenario bélico más divertido gracias a su popular Tomatina. Porque si algo caracteriza a esta celebración es la multiplicidad de disfraces y atuendos con los que los «soldados» acuden al frente de Buñol.
Como viene siendo habitual desde hace más de sesenta años, el último miércoles del mes de agosto consiguió reunir a más de 40.000 personas que, durante una hora exacta, se bombardearon con más de 120.000 kilos de tomate, la mayor cifra de la historia de la Tomatina.
A las once de la mañana, la carcasa marcaba el inicio de esta batalla campal. Cinco camiones llenos de esta peculiar hortaliza, cultivada únicamente para formar parte de esta fiesta, inundaron las calles de una localidad que, en el día de ayer vive una de las jornadas festivas más reconocidas del mundo.
Litros y litros de agua lanzados por los vecinos, aderezaban una ensalada compuesta también por camisetas, chanclas y gafas de bucear.
Esta lucha también fue grabada, fotografiada y contada por medio centenar de medios de comunicación, algunos de ellos procedentes de Ucrania, Taiwán, Japón o China, país este último en el que la fiesta popular de Buñol ha adquirido una gran fama, llegando al punto de ser imitada. Sin embargo, los participantes tampoco quisieron dejar escapar la posibilidad de inmortalizar sus mejores momentos. Muchos de ellos se ataviaron con cámaras resistentes al agua.
 A las doce y tres minutos volvió a explotar la carcasa. Alto el fuego. Prohibido tirar un tomate más. Tocaba llegar a las duchas habilitadas por el Consistorio. El año que viene más, y seguro que mejor. Mientras tanto, a recordar lo vivido y a quitarse pepitas de tomates que seguro seguirán instaladas hasta en las orejas.