Cataluña
Najat El Hachimi: «Hay mucho sexo y poco erotismo»
Con firma propia. Profesión: escritora. Nació: en 1979, en Marruecos. Vive en Cataluña desde los 8 años. Por qué está aquí: presenta ahora su novela «La cazadora de cuerpos» (Planeta).
–«La cazadora de cuerpos». El tópico dice que el cazador es el hombre...
–Últimamente, las mujeres hemos asumido ese papel. Hemos pasado de cazadas a cazadoras.
–La caza como metáfora de la vida: al final la cuestión es cazar o ser cazado, ¿no?
–Al final, la cuestión es amar y ser amado, conocer y ser conocido. Pero nos da miedo implicarnos en una relación así y nos dedicamos a cazar.
–La mujer de su novela sale a cazar cuerpos, sexo. Tiene la sensación de que se convierte en un animal...
–Cree que ahí está la libertad. Yo creo que no. Nos vendieron muy mal la liberación sexual. La libertad llega con el amor. Nos ha costado entenderlo.
–Todos le van a preguntar si la cazadora de su novela es usted. ¿Lo es?
–Todos llevamos un cazador dentro. Algunas experiencias que narro las he vivido, otras pertenecen a mis fantasías. Soy muy sensible a los sentidos.
–Novela altamente erótica. ¿Ha sentido algún tipo de pudor al escribir?
–Cuando pensaba en mi madre. Menos mal que no la va a leer. No sabe.
–¿Y su pareja? ¿Qué le ha dicho su pareja?
–Le encanta. Y no me ha pedido que le haga lo que mi protagonista hace (risas).
–Dicen que escribimos para curarnos. ¿De qué se ha curado usted?
–Del miedo al amor, al afecto, a la implicación emocional.
–Nació en Marruecos. En algunos países musulmanes la condenarían por escribir un libro así...
–Sí, tengo suerte de no vivir en uno de esos. Espero que la novela se publique en Marruecos, donde es habitual el erotismo y el sexo.
–No sé si su exotismo le ayuda o...
–Es un arma de doble filo. Me ha ayudado a publicar, pero también sentí la discriminación cuando terminé en el instituto y buscaba piso y trabajo. He aprendido a vivir con eso.
–¿El mundo que ve le parece erótico?
–Hay mucho sexo y poco erotismo. Un sexo muy inhumano. Los anuncios sexuales de los periódicos me parecen insultantes.
–Y de lo que oye, ¿qué le excita?
–Los discursos inteligentes con buena voz. Las campañas electorales me bajan la libido.
–No me extraña: hasta Pepe Blanco se pone sólo a 110...
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