Medidas económicas
Rajoy cierra el curso con su tono más presidencial
El líder del PP ofrece consenso para que 2011 no sea un año perdido y para reducir la factura que deje el PSOE
Escenografía y discurso medido al milímetro. Mariano Rajoy compareció ayer en la sede nacional de su partido con un estudiado mensaje regido por la ortodoxia más presidencialista y por el objetivo de «vender» sentido de Estado.
Será quizás porque el líder de la oposición despide 2010 cada vez más convencido en su fuero interno de que habrá elecciones generales antes de 2012 y de que tendrá que gestionar la situación económica y política más difícil con la que ha lidiado la España democrática. Pero sea por este motivo o no, lo más llamativo de su mensaje de fin de curso fue su recalcitrante insistencia en dibujar un PP que quiere ayudar, que quiere colaborar en sacar a España de la crisis y que quiere evitar que 2011 sea un año perdido para los intereses nacionales. Y todo eso pese a que también sigue discrepando radicalmente, y así se encarga de subrayarlo, de la política del Gobierno; y pese a que cuando se pasa de la teoría a la práctica, en el horizonte no aparecen señales de nuevos puntos de encuentro.
Aun así, Rajoy instó y tendió la mano al Gobierno para impulsar de una vez por todas la «urgente» y «pendiente» reestructuración del sistema financiero. El PP cree que arreglar la situación de las cajas corre más prisa que la reforma de las pensiones, ya que España se juega mucho más a corto plazo en esta batalla que en la de la ampliación de la edad de jubilación. También Rajoy ofreció colaboración para el pacto energético, eso sí, entre muy duras críticas a la política de Rodríguez Zapatero en esta materia, avaladas en datos y en gráficos cuantificando sus consecuencias en el incremento del déficit tarifario de las eléctricas y sus daños al bolsillo de los ciudadanos.
Y todo envuelto en una condición «a priori» para el acuerdo: «No nos pueden pedir que apoyemos una cosa y la contraria. Pero siempre apoyaremos, como hemos hecho hasta ahora, aquello que es bueno para España».
Junto con la invocación al acuerdo, Rajoy recordó las generales de la ley sobre cuáles serán sus prioridades en el Gobierno: plan global de medidas económicas para dar «confianza»; ley para fijar techo de gasto y de endeudamiento para todas las Administraciones; reforma fiscal para ayudar a los emprendedores; reforma para garantizar la unidad de mercado; reforma del mercado laboral, sobre la base de las 71 enmiendas que presentó el PP en las Cortes Generales y «que no fueron aceptadas por el Gobierno y por el Grupo Socialista»; reforma, «y no retoques», de la Educación; o reforma del sistema energético.
«¿Usted revisaría la subida de la luz que apruebe definitivamente el Gobierno en 2011?». O «¿volverá a colocar la edad de jubilación en los 65 años si el Gobierno la amplía hasta los 67?», fueron algunas de las preguntas que recibió. Sobre lo primero, defendió una política energética «sensata», «sin prejuicios ideológicos» como los que han condicionado la acción socialista, y reclamó un debate sobre las fuentes de energía, sobres las ayudas a las fotovoltaicas y su rentabilidad, y sobre el futuro de las centrales nucleares. Precisó que no puede adelantar cuál será el precio de la luz si gobierna porque dependerá de la herencia que reciba.
En cuanto a las pensiones, advirtió de que la prioridad es crear empleo y recordó los ejes de la posición que defendido el PP en el seno del Pacto de Toledo, entre ellos, el de aproximar la edad real de jubilación a la legal, recortar prejubilaciones e incentivar la prolongación de la edad laboral.
«El Gobierno es quien tiene la responsabilidad de gobernar, de decidir y de tomar decisiones», señaló en varias ocasiones ante la insistencia en reclamarle más concreción en su alternativa.
Su balance incluyó el recordatorio de la actividad parlamentaria del PP: durante 2010, «hemos aprobado 36 de las 58 iniciativas que ha presentado el Gobierno, y 96 de 144 en el conjunto de la Legislatura. Frente a ello, el Gobierno no ha apoyado prácticamente ninguna de nuestras muchas propuestas y ha habido 32 vetos a iniciativas del PP».
Rajoy felicitó el Año Nuevo poniendo en valor su perfil más presidencialista, más social y más humano. Empieza la carrera electoral.
Disculpas a Chacón y guiño a Mas
- Rajoy pidió ayer disculpas a la ministra de Defensa si se sintió ofendida porque la llamó «la Chacón». A quien no pidió perdón fue al ministro de Fomento por dirigirse a él como «Pepiño». Al contrario, le instó a que tenga la misma sensibilidad cuando habla de él. «Miren la hemeroteca».
- También dijo que su relación con Zapatero, al margen de sus discrepancias, es correcta, incluso «buena».
- Y tuvo amables palabras para Artur Mas, y hasta ofrecimiento de colaboración, con la precisión de que la prioridad debe ser la economía y no la cuestión identitaria.
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