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Mi miembra preferida
Apenas ha aparecido para hacer referencia a las pensiones tras una reunión del Pacto de Toledo y ha conseguido que todo el mundo se olvidara de ZP, de Rubalcaba e incluso de la crisis para fijarse en ella como si tuviera un imán en los ojos. Se trata de Isabel López i Chamosa, miembra del PSC y de UGT, además de representante socialista en el Pacto de Toledo. A la voz de «pero ¿cómo no habíamos reparado antes en ella?», los periodistas –entre los que abunda la mala gente– se han apresurado a abalanzarse sobre el blog de la distinguida señora para descubrir que rezuma faltas de ortografía y que éstas pasan por no distinguir una be de una uve o ignorar incluso la existencia de las tildes. Federico Jiménez Losantos ha llegado a compararla con Lali Soldevila, bien es verdad que sus palabras fueron inmediatamente reprendidas por los contertulios de su programa de radio afeándole que ensombreciera así la memoria de la popular actriz y tachándolo de excesivamente caritativo en sus apreciaciones. No se me oculta que puestos a analizar ese fenómeno político y mediático que responde al nombre de Isabel López i Chamosa habrá gente que hurgará en la úlcera de su patente ignorancia ortográfica y sintáctica. Tampoco faltará –me temo– el discurso analítico sobre la manera en que las castas políticas promocionan a los más torpes para que coloquen las posaderas en poltronas que nunca debieron ocupar. Algunos puede que se rían de su afirmación de pertenecer a «las obreras» siendo así que entre su trayectoria de liberada sindical y la de diputada no ha dado un palo al agua en décadas. Incluso sé que muchos aprovecharán el ejemplo que les brinda esta boca de oro de la izquierda española para insistir en que el PSC se ha convertido en un partido de desechos de tienta, un auténtico vertedero de la progresía, donde lo mismo se puede encontrar a gente de la categoría del bachiller Montilla, que del pavoroso Corbacho, de la cada vez más desmejorada Carme Chacón o de la propia López i Chamosa. No seré yo el que incurra en comportamientos semejantes. Algunos quizá achaquen mi conducta al hecho de que nos encontramos en fecha cercana a la Navidad. Se equivocan los que así piensan. Por el contrario, si me comporto así se debe a dos razones. La primera –y no me avergüenza reconocerlo– es que Isabel López i Chamosa es mi miembra preferida. Figuras egregias del miembraísmo como Leire Pajín o Bibiana Aído quedan eclipsadas cuando se escucha el verbo inconfundible, casi me atrevería a decir que inefable, de la señora López i Chamosa. No entro ya en las comparaciones visuales porque, por su propia naturaleza, a la vista de todos están. Pero además existe una segunda razón que ni quiero ni puedo mantener oculta. De todo corazón, en medio de esta terrible crisis económica provocada por los insaciables nacionalistas y por ZP, espero –hasta suplico– que el presidente del Ejecutivo nos dé una alegría y nombre a Isabel López i Chamosa portavoz del Gobierno. Así, en medio de tantas amarguras y desazones provocadas debidas a la alianza socialista-nacionalista, por lo menos, contaremos con un motivo cotidiano de regocijo. ¿Cómo iba yo, por lo tanto, a hablar mal de alguien que nos puede proporcionar abundantes carcajadas a diario?
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