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La parálisis política prolonga la agonía de Haití

Hace 365 días un terremoto de 7 puntos en la escala de Richter castigó al país más pobre de Latinoamérica.

En Haití aún hay más de 800.000 desplazados viviendo en condiciones miserables
En Haití aún hay más de 800.000 desplazados viviendo en condiciones miserableslarazon

Un año después, aún hay un millón de personas en Haití malviviendo bajo plásticos en campamentos masificados que, aparte de su inviabilidad como hogar, se han convertido en el caldo de cultivo idóneo para posteriores tragedias: el cólera y las violaciones masivas de mujeres y niñas, todo ello enmarcado por toneladas de escombros aún sin retirar, un gobierno en suspenso y uno de los índices de violencia urbana, el de Puerto Príncipe más altos del mundo. Y, además, no hay agua potable.

Ésta es la difícil encrucijada haitiana. Lo sabe Aitor Zabalgogeazkoa, director de Médicos Sin Fronteras. A pesar del desfile de cifras solidarias que durante los últimos días se ha desplegado con motivo del primer aniversario del terremoto, Zabalgogeazkoa cree que los organismos y estados «no han estado a la altura de los compromisos que adquirieron con Haití». Sin embargo, reconoce las dificultades de partida del país para superar la tragedia. La ausencia de una estructura económica medianamente sólida antes del terremoto deja la reconstrucción del país prácticamente en punto muerto comparada, por ejemplo, con la de Sumatra tras el paso del tsunami en 2004.

Y es que buena parte de la solución estaría en manos del propio gobierno haitiano, como indicaron ayer las Naciones Unidas y las diversas organizaciones humanitarias que operan en el territorio. Estas ONG culpan a las autoridades de no ponerse al frente del desescombro y liberar tierras para los asentamientos, que empezarían a acoger a los más de 800.000 desplazados. Pero el «impasse» político en el que se encuentra el país –donde las irregularidades en la votación y las posteriores reacciones violentas están retrasando la segunda vuelta de las elecciones presidenciales– agrava la ya de por sí difícil tarea de dotar a Haití de un gobierno sólido y competente.

De este modo y un año después, el país se enfrenta a varios retos de indudable complejidad, empezando por resolución de la crisis postelectoral.

La emisora local Radio Métropole filtraba ayer los resultados del informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre los conflictivos comicios haitianos, en el que invalidaba al candidato Jude Celestin (yerno del actual presidente) como aspitante a la segunda vuelta. Según los observadores de la OEA, la ex primera dama Mirlande Manigat obtuvo el mayor número de votos en las elecciones de noviembre pasado, seguida del artista Michel Martelly, muy popular en el país.

Por otra parte, el cólera deja un balance de 3.759 víctimas y más de 100.000 afectados sin que la epidemia pierda fuerza.

Médicos Sin Fronteras es optimista y calcula que el brote podría comenzar a remitir a finales del mes de febrero. Pero en cualquier caso, eso no aclararía del todo el negro panorama en el país: la escasez de agua potable (a la que sólo tiene acceso una quinta parte de la población), la violencia, la proliferación de enfermedades, los escombros, la alta mortalidad infantil...
Y de fondo, el miedo a que se olvide un país cuya resconstrucción llevará, según la embajadora de Haití en España, Yolette Azor-Charles, no menos de 20 años.