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Se dispara la ira extremista contra Asia Bibi

La movilización internacional para salvar a Asia Bibi ha levantado la ira de los grupos fundamentalistas islámicos. Los más notorios clérigos musulmanes han organizado mítines y encabezado multitudinarias marchas para bloquear al Gobierno y al presidente, Asif Zardari, en su intento de concederle el perdón

Los islamistas han arremetido contra las autoridades por mostrarse dispuestas a liberar a Asia Bibi
Los islamistas han arremetido contra las autoridades por mostrarse dispuestas a liberar a Asia Bibilarazon

Decenas de miles de militantes del poderoso partido islámico, Jamaat-e-Islami, y del movimiento Sunni Ittihad Council, que agrupa nueve formaciones radicales, han agitado las calles de las principales ciudades del país para instar a la población a unirse a sus demandas.

Los islamistas han dejado claro que no tolerarán ningún cambio en la ley contra la blasfemia, mientras tachan de injerencia extranjera la decisión de revisar el caso de Bibi. Pancartas con eslóganes populistas en defensa del islam y del profeta Mahoma, y otros más incendiarios como «A la horca con la blasfema» se han visto en todo Pakistán mientras una multitud exaltada gritaba pidiendo «castigo» para Bibi por su «grave» crimen.
Esta ola de protestas ha comprometido al Ejecutivo paquistaní que, incluso, ha admitido que tiene miedo a la reacción de los grupos militantes islamistas.

Y no es para menos. Sahibzada Fazal Karim, líder de Sunni Ittihad, ha amenazado con «contundentes represalias» si el Gobierno modifica la ley antiblasfemia. Fazal Karim envió una advertencia al propio Zardiri de que «no habrá paz» en Pakistán si modifica el artículo 295-C del Código Penal, el castigo a la pena capital por blasfemia. «Advertimos de una fuerte reacción si se tocan las normas de legislación. Estamos dispuestos a todo si se lleva adelante una revisión de la ley», exhortó el líder islamista en un discurso multitudinario en Islamabad, mientras advertía de que «hay miles de fieles musulmanes dispuestos al sacrificio» por preservar la ley.

Otros clérigos notables se han sumado a las críticas contra Zardari y su Gobierno como el muftí Muneer Ur Rehman y el clérigo de Lahore, Hafiz Ibtisam Elahi Zaheer. Ambos coinciden en que el perdón a Bibi supondría una «negligencia penal» que desembocaría en una situación de tensión interreligiosa.

El clérigo Yousef Qureshi, Imán de la mezquita Mohabat Khan, una de las más importantes de Peshawar, ha ido más allá de las represalias y ha ofrecido una recompensa de cerca de 4.400 euros a quien maté a Bibi si el presidente le concede el perdón. «Exigimos al Gobierno que ejecute en la horca a la blasfema. De lo contrario, ofreceremos una recompensa de 500.000 rupias a quien lo haga», advirtió el mulá protalibán en un sermón del viernes.

Varios movimientos extremistas han amenazado con «matar a todo aquel que esté trabajando por la abolición» de la polémica ley musulmana. Sami-ul-Haq, líder de Jamiat Ulma Islam dijo que «cualquier intento de anular la ley contra la blasfemia conduciría al país a una guerra civil».

Ante la presión de los radicales, pocas voces se levantan. Tímidamente, asociaciones cristianas y la Comisión de Derechos Humanos de Asia han pedido al Gobierno paquistaní que emprenda acciones legales para proteger a las minorías religiosas. «Oganizaciones insurgentes islámicas están usando la blasfemia como la mejor herramienta para mantener bajo presión a grupos religiosos minoritarios e incluso arrebatarles las tierras», denunció en un reciente informe la Comisión.


Blasfemo por tirar la tarjeta de un visitador médico
La ley contra la blasfemia de Pakistán se ha convertido en un arma más mortífera que el propio talibán. Esta peligrosa ley se ha cobrado una nueva víctima en la provincia de Sindh. El doctor Naushad Valiyani, de credo musulmán, fue detenido el pasado viernes en Hyderabad tras ser denunciado por un visitador médico que lo acusó de cometer blasfemia. El delito de Valiyani fue arrojar a la basura la tarjeta de visita del denunciante, Muhammed Faizan. El acto se interpretó como un insulto hacia Mahoma porque el representante farmacéutico se llama igual que el profeta, es decir Muhammad. Según el jefe regional de la Policía, Mushtaq Shah, el acusado pidió disculpas por su acción, pero eso no evitó que varios representantes islamistas acudieron a la Policia para poner una denuncia contra Valiyani.