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El difícil viaje hacia la credibilidad fiscal
«Financial Times» aplaude la medidas de Rajoy
Reproducimos íntegro por su interés el editorial de ayer del influyente periódico económico sobre los planes del Gobierno:
En su viaje con su leal compañero Sancho Panza, el hidalgo retirado Don Quijote realizó el famoso ataque a los molinos de viento creyendo que eran gigantes. A diferencia del personaje cervantino, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y su ministro de Economía, Luis de Guindos, no necesitan inventarse enemigos contra los que luchar. Ellos tienen una batalla real entre manos.
Desde que las elecciones del pasado noviembre dieron una clara mayoría parlamentaria al Partido Popular de Mariano Rajoy el nivel de los problemas ha aumentado. Como parte de la renta nacional, se cree ahora que el déficit público de 2011 sea alrededor de dos puntos porcentuales por encima del seis por ciento acordado por la Unión Europea. El desempleo ronda el 23%. Y la Comunidad Valenciana consiguió refinanciar una deuda de 123 millones de euros gracias a la ayuda del Gobierno.
Para ser honestos, el primer ministro y sus compañeros de viaje han avanzado en términos generales en la dirección correcta. El programa de reajuste de 15.000 millones de euros ha enviado una señal de credibilidad a los mercados sobre el compromiso del Gobierno con la consolidación fiscal. Igual de importante ha sido el mensaje que lanzaron a los bancos para que limpien sus hojas de balances sin esperar una ayuda adicional del Tesoro.
Los inversores financieros han premiado acertadamente esta estrategia. El rendimiento de los bonos a diez años que ha alcanzado el 6,7 por ciento alrededor de las elecciones ha caído ahora un punto porcentual. La generosa provisión de liquidez por parte del Banco Central Europeo a las entidades de crédito ha ayudado a reducir el riesgo de que Madrid tuviera que inyectar dinero en su atribulado sistema bancario. Pero Rajoy también se merece algo de crédito para esto, Italia es incapaz de conseguir esta misma recompensa de la intervención del Banco Central Europeo.
Para completar este viaje hacia la redención fiscal, el presidente del Gobierno necesita ser meticuloso con la reducción del déficit. El país se ha comprometido a reducirlo hasta un 4,4% de su Producto Interior Bruto en 2012. Cuando todavía queda espacio para abordar más recortes, Rajoy y sus compañeros europeos no deben tomarse este objetivo como un mantra. Los mercados están cada vez más preocupados por las perspectivas de crecimiento y demasiada austeridad puede resultar contraproducente.
Rajoy debe ser también cuidadoso con la manera con la que lleva las riendas del gasto de las comunidades autónomas. Las demandas legítimas de un mayor control desde Madrid no deben ser percibidas como una agenda camuflada de antifederalismo. Si se inclina demasiado hacia ese molino de viento arriesga crearse enemigos reales en las regiones.
La principal preocupación de Madrid debería ser para reorganizar la parte de abastecimientos de su economía. Los sectores exportadores españoles han sido razonablemente exitosos pero el grueso de su economía se ha frustrado por la inflexibilidad del mercado laboral. No ha hecho un gran servicio ni a las empresas ni a la mayoría de los trabajadores. Guindos ha señalado que está comprometido en reestructurarlo. Debe hacerlo ahora. Una reforma valiente es lo que España necesita.
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