Parlamento vasco

En busca del final de ETA para coronar la Legislatura

La desaparición de la organización terrorista ETA se ha convertido en «una prioridad estructural» de la acción política del jefe del Gobierno. Pese al fracaso que cosechó con el denominado «proceso de paz» iniciado y concluido en su primera legislatura, José Luis Rodríguez Zapatero sigue volcado en la consecución de este objetivo, al que dedica gran parte de su quehacer diario.

Zapatero cree, desde la prudencia, que la desaparición de la organización etarra está más cerca que nunca, aunque será complicada
Zapatero cree, desde la prudencia, que la desaparición de la organización etarra está más cerca que nunca, aunque será complicadalarazon

Por eso el logro de esta meta histórica ha estado también muy presente a la hora de decidir la remodelación de su Gabinete, que servirá de impulso en el año y medio que resta hasta los comicios generales. De hecho, el propio presidente del Ejecutivo dejó ayer entrever que estos cambios gubernamentales obedecen, como no podía ser de otra manera, a los retos económicos que se avecinan, que afrontará con más reformas estructurales, y al anhelado fin de ETA.

Desde la prudencia, cree que su final está más cerca que nunca. «Espero que desaparezca cuanto antes, porque el trabajo ha dado más resultados que nunca». Como botón de muestra, avaló sus palabras con un dato «determinante»: «Los mensajes y los pasos dados por la izquierda abertzale, que, aunque insuficientes, no son en balde».

Por eso y pensando en la eliminación de ETA, ha decidido que Alfredo Pérez Rubalcaba continúe al frente del Ministerio del Interior en un «momento decisivo» para su desaparición. «Es un excelente» titular del Interior, que ha logrado poner en jaque a la organización terrorista.

«Estamos en una fase en la que se han conseguido grandes avances, en gran medida, por la fortaleza democrática, por este Gobierno y, sobre todo, por la labor realizada por la Policía Nacional y la Guardia Civil», reconoció ayer durante la presentación de su renovado Gabinete. No obstante, Zapatero admitió que el final de la banda será «difícil y complicado», después de cuarenta años de existencia.

El apoyo de Jáuregui

El jefe del Ejecutivo está convencido de que Pérez Rubalcaba no desatenderá su misión prioritaria, el fin de ETA, por sustituir en la Vicepresidencia Primera y la Portavocía del Gobierno a Teresa Fernández de la Vega. «Su gran capacidad de trabajo» garantiza que así será.
No obstante, para respaldar su labor le ha colocado a un viejo compañero de viaje, a Ramón Jáuregui. El nuevo ministro de la Presidencia es un gran conocedor del País Vasco no sólo por razones de cuna, sino también por los cargos que ha desempeñado. De hecho, fue delegado del Gobierno en el País Vasco de 1983 a 1987, uno de los períodos más sangrientos de la organización terrorista.

Sin contar con que Jáuregui puede realizar un papel importante de enlace con el PSE-E y el lendakari Patxi López, en un momento en el que el presidente del Ejecutivo ha soltado amarras, después de su pacto presupuestario con los nacionalistas vascos. Fuentes del PSE-E incluso no descartan que el lendakari decida un adelanto electoral en el País Vasco, después de quedar en entredicho su Gobierno por el acuerdo de Zapatero con el líder peneuvista Urkullu.

Impensable no dialogar

Precisamente, el jefe del Ejecutivo destacó ayer el papel esencial del PNV. De hecho, no ocultó que considera a esta formación «fundamental en el País Vasco» para conseguir acabar con los terroristas. Por eso siempre «he hablado» con el PNV. «En 2004, en 2005, en 2006, en 2007, en 2008, en 2009, en 2010 y en 2011 ha existido y existirá ese diálogo» sobre el final de ETA. «Sería impensable que no tuviéramos ese diálogo», advirtió machaconamente. Pero negó que exista un acuerdo escrito con el presidente de la formación peneuvista, Iñigo Urkullu, sobre la «pacificación de Euskadi».

Eso sí, no ocultó que ha hablado con él sobre el final de la banda etarra. La última vez que lo hizo fue el pasado martes día 12 de octubre, después de la recepción de su Majestad Don Juan Carlos en el Palacio Real con motivo de la conmemoración del Día de la Hispanidad. Ambos dirigentes políticos dedicaron de manera monográfica ese encuentro a hablar de la situación de ETA y expresaron su voluntad de compartir la gestión de la desaparición de los terroristas.