Indianápolis
Lorenzo saca el «martillo»
La mejor versión de Jorge Lorenzo reapareció de forma contundente en el circuito de Mugello. El campeón del mundo volvió a ser el del año pasado, aquel que buscaba el éxito con un perfecto equilibrio entre el «martillo» y la «mantequilla».
Su exhibición en Italia borra las dudas que le habían asaltado en el comienzo de su reinado, con una moto que no corría tanto como antes y un piloto que había perdido el «feeling» que le permitió pegarse la pegatina con el número uno en el carenado. El mallorquín reconoció el sábado que había recuperado piezas del año anterior en busca del rendimiento perdido y puede que ahí estuviera la clave, volver al pasado, regresar a la receta que le dio el título mundial. No es fácil saber cuántas de esas piezas antiguas llevaba en su máquina, ni qué parte de culpa tienen en el éxito, pero de lo que no hay duda es de que Jorge se puso otra vez el traje de campeón: «Ha vuelto la mirada del tigre», decía tras una de sus «mejores carreras».
Este curso sólo había ganado en Jerez con el condicionante de una pista encharcada, se había perdido demasiadas veces en el laberinto de la poca potencia de la Yamaha y le perseguía la sensación de que ya no pilotaba tan cómodamente cerca del límite.
Ayer todo fue distinto para él, aunque durante la mitad de la prueba pareciese que el único desenlace posible sería el fácil triunfo de Stoner. El australiano salió bien, con prisa, y a base de marcar vueltas rápidas se quedó solo en cabeza. Su ventaja aumentaba sin freno, empeñado en reforzar la inercia a su favor que había tomado el Mundial. Por encima de los dos segundos de colchón andaba Casey cuando Lorenzo dijo basta.
Las agujas del cronómetro cambiaron de dirección y en lugar de subir, empezaron a bajar alarmantemente para el de Honda. El calor del asfalto afectó a sus neumáticos, que dejaron de ser todo lo fiables que deseaba, mientras Lorenzo se sentía cada vez mejor. Sacó el famoso «martillo», es decir, su pilotaje implacable, desató la remontada y en sólo siete vueltas trituró la desventaja. Cuando llegó a la rueda de su enemigo no esperó para dejarlo clavado en busca del triunfo. Antes podía haber sucedido esto, pero al comienzo Jorge se enredó con Dovizioso, que primero fue su enemigo y al final, sin quererlo, se convirtió en su aliado.
«Dovi» adelantó a Lorenzo y le cortó el ritmo, pero más tarde, cuando la historia se acababa, se metió entre el ganador y Stoner para apretar un poco más la lucha de ambos por el campeonato. El segundo puesto del italiano mejoraba el negocio del español, que en lugar de cinco, mordisqueó en nueve puntos su retraso respecto al líder de la general. Lorenzo celebraba con rabia su renacimiento, mientras Stoner masticaba la decepción de una mañana que se le había complicado de mala manera: «Estoy decepcionado con el resultado. No hemos modificado la presión de los neumáticos respecto al "warm up"y esto ha sido clave. He perdido adherencia al final».
Lejos de donde se jugaba lo importante, Valentino Rossi seguía con el calvario en que se ha convertido su temporada. Volvía a su casa, al lugar en el que hace un año se rompió la tibia y el peroné y comenzó la mala racha en la que se encuentra. Ni los variados reglajes que ha probado, ni el apoyo de su gente le sirvieron para estar cerca del podio, donde sí estuvo Lorenzo y, como en 2010, cuando se puso una camiseta en apoyo de Valentino, fue pitado. «No sé si me silbaban o celebraban el sexto puesto de su piloto». Pedrosa volvía tras su lesión y, tras tener problemas con el embrague al comienzo, acabó octavo: «Estoy contento», aseguró.
«Triplete» español
10 plenos de triunfos como el de ayer en Mugello suma el motociclismo español. Jorge Lorenzo ha estado en cinco de ellos. 1 «triplete» han conseguido los pilotos españoles este año. Tras ocho grandes premios es el primero en el que no suena otro himno. 6 plenos obtuvo España el curso pasado: Jerez, Francia, Alemania, República Checa, Indianápolis y San Marino vieron el dominio español.
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