Europa

Joana Ortega

CiU fija en dos legislaturas el camino hacia la independencia de Cataluña

Los convergentes hacen malabarismos para lograr el voto independentista sin enojar a Unió.

El presidente de CiU, Artur Mas, en el Parlament conversando con el secretario general adjunto de CDC, Felip Puig
El presidente de CiU, Artur Mas, en el Parlament conversando con el secretario general adjunto de CDC, Felip Puiglarazon

Barcelona- Joan Carretero dejará plantado hoy al ex presidente del Barça, Joan Laporta, y se prevé muy difícil que las nuevas formaciones independentistas concurran de manera unida a las autonómicas. Sin embargo, la proliferación de movimientos soberanistas está obligando a CiU a definirse en este terreno mucho más de lo que le gustaría.
Artur Mas ha declinado incluir en su programa electoral la convocatoria de un referéndum independentista –condición que impone por ahora ERC para pactar–, pero ayer el secretario general adjunto de CDC y número tres por Barcelona, Felip Puig, apenas aplazó el reto para la siguiente legislatura. Esto pese a sus socios de Unió son más partidarios de seguir desarrollando el marco autonómico que de perderse en el discurso independentista.
Estado propio
Puig, en declaraciones a TV3, se mostró convencido de que los próximos años serán decisivos para avanzar hacia la independencia de Cataluña. «Allí vamos, pero vamos paso a paso y haciéndolo bien. Tenemos que ir avanzando hacia tener estructuras de Estado propio», apuntó. Puig auguró que «si somos capaces no sólo de construir mayorías políticas para gobernar sino mayorías sociales para decidir, en los próximos cinco, seis u ocho años, en dos legislaturas, estaremos en condiciones de encontrar nuestro espacio político y de entender que avanzamos más hacia Bruselas y Europa que hacia Madrid y España». A su juicio, es la única respuesta posible después de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut.
Más allá de las diferencias con Unió, los convergentes son conscientes de que convocar un referéndum soberanista supondría un rotundo fracaso. Sería «llevar (a Cataluña) a una derrota política y democrática», afirmó, y advirtió a ERC de que Quebec «lleva 40 años haciendo referendos y perdiéndolos todos (…) Convocarlo sólo por el deseo de unos cuantos no tiene ninguna viabilidad y podría llevar al país a romperse y a una derrota política sin precedentes».
Puig, que se declara abiertamente independentista, defendió el modelo de Artur Mas, que es partidario de luchar por lograr el concierto económica la próxima legislatura.


Hojas de ruta divergentes
- ERC, presionada por las nuevas formaciones independentistas, impone como condición para un eventual pacto la convocatoria de un referéndum la próxima legislatura.
- CiU defiende que no es una prioridad –fija como primer objetivo atajar la crisis–, pero Felip Puig considera que, si se moviliza a la sociedad, se puede convocar en dos legislaturas.
- La número dos de CiU por Barcelona y brazo derecho de Duran Lleida, Joana Ortega, advirtió que el objetivo de Unió no es la independencia sino «resolver los problemas de la gente, lo que requiere el máximo autogobierno posible».