Andalucía

El atardecer que conmueve

El atardecer que conmueve
El atardecer que conmuevelarazon

Álvaro Domecq lleva en la sangre la capacidad para criar buenos vinos, buenos toros, buenos caballos y disfrutar del campo, que es donde más le gusta estar; ha viajado por medio mundo, muchas veces lo ha hecho como rejoneador en las plazas, como bodeguero, con la Real Escuela del Arte Ecuestre, que él mismo fundó… Cuando le pedimos que elija un destino favorito, pasea por el mundo hablando en alto y piensa en Suramérica: «Quizás Colombia, un país fascinante. Me encantan sus montañas, ahí me hice piloto»; Luego cambia de tercio y habla de Argentina y sus campos; pasa por México y sus gentes, pero al final nos dice: «Me quedo en España, uno de mis lugares favoritos lo tengo cerca de casa. Cuando vino Spielberg a rodar la película «El Imperio del Sol» y estuvo en las marismas y filmó los atardeceres de esta tierra, no hizo más que confirmar que es uno de los mayores espectáculos que yo he presenciado en mi vida». Y de todas las puestas de sol que ha visto y que más le seducen de Andalucía, se queda sin dudarlo con la magia que tiene el atardecer en la aldea de El Rocío: «De la marisma, en el Rocío, hay una parte delante, con agua, donde se refleja la ermita. Cuando te está dando el sol por detrás, el agua cambia de color, tienes la ermita en frente; es un momento espectacular, conmovedor».

Álvaro Domecq comenta que El Rocío es un sitio estupendo para meditar y para encontrar la tranquilidad, ya que lo recomienda no sólo en la época de la romería. Los paseos a caballo y a pie «darán una idea al viajero del tipismo de Andalucía, ya que es peculiar y cada rincón tiene sabor».
Cuando llega la hora de comer, el empresario jerezano recomienda cualquier tapa acompañada de un vino fino y, si nos ponemos serios, «las tagarninas, un guiso a base de cardillo, con garbanzos y huevo, un plato con mucho encanto».

Para hospedarse, lo mejor es organizarse con un grupo de amigos en algunas de las casas que hay en la aldea o en un hotel pequeño. Álvaro Domecq nos confiesa que él va todos los años a la romería: «Tenemos una gran devoción a la Virgen, toda mi familia y yo hemos pasado grandes ratos en esta romería». Cada año hace el Camino desde Jerez, pasando por Sanlúcar de Barrameda y el Coto de Doñana. Va con su caballo, su familia, sus amigos y son momentos muy especiales, espirituales y hermosos. «Allí verás marismas, pinares, dunas, un desierto…». Y los colores, «uno sólo», nos dice, «el de la alegría».