Estados Unidos
Armas de mujer por Julián Redondo
En el día del baloncesto, océano español de plata a punto de hundir el oro de Estados Unidos; cuando nadie, casi nadie, contaba con ellas, cuartas en gimnasia rítmica. Sus armas, entrenamiento intenso, sacrificio, afán de superación y lo indispensable: mazas, cintas y bolas. Los encantos, las brujerías, las zancadillas fueron también «Armas de mujer» que utilizaron Sigourney Weaver y Melanie Griffith para otros fines que la condición humana no puede desterrar. Los «trepas», como las mentiras, tienen las patas cortas y habitan en las antípodas de la lealtad, en el bando contrario de quienes predican con el ejemplo y con los valores, de las mujeres que, tantas veces en inferioridad, luchan y nunca se rinden, pongamos que hablamos de Mireia, Maialen, Marina, Maider, Andrea, Ona, Brigitte, que quiere tener un hijo, de Anna «Sincro» Tarrés, guerreras waterpolistas, bravas balonmanistas y Xiquitas de época. Todas, protagonistas excelsas de tal magnitud que Harrison Ford frente a ellas quizá no fuera ni príncipe azul.
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