Psiquiatría

Sepultados: Si uno muere el grupo no aguantará dicen los expertos

El optimismo transmitido a los mineros desde fuera y la seguridad de que saldrán vivos los distrae de la sensación de peligro. Si alguno falleciera por las condiciones extremas a las que se enfrentan, el golpe psicológico sería fulminante para el resto y aún les queda mucho tiempo de encierro 

Sepultados: Si uno muere el grupo no aguantará, dicen los expertos
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Agota desafiar al cuerpo, al frío, a la humedad, a la oscuridad. Pero más aún retar a la psique, al alma humana que guarda bajo su manga la mayor de las incógnitas: dónde está su límite. Hoy se cumple un mes desde que el pasado cinco de agosto los 33 mineros chilenos quedaran atrapados a 700 metros de profundidad y ya han aparecido los primeros síntomas propios de vivir en condiciones infrahumanas.


Ya no se muestran tan optimistas. Si hace unos días eran cinco los que comenzaban a mostrar signos depresivos, la cifra puede aumentar a medida que transcurran los días hasta que se produzca el rescate. Sociedad y autoridades confían en que todos sobrevivirán, ése es el mensaje que les llega. Y es un factor de protección exterior que puede jugar una mala pasada si alguno fallece. Porque ese apoyo suaviza, en cierto modo, la percepción de peligro. Pero ¿y si hay alguna muerte? Eso podría derrumbar al resto. Según explica Esperanza Dongil Collado, presidenta de la Comisión de Estrés Postraumático de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) «aunque están habituados a trabajar muchas horas diarias en ese entorno y están acompañados y en contacto con el exterior, nunca se sabe cómo responde una persona ante un evento traumático. Depende de la madurez emocional del individuo, así como de sus recursos sociales».


La experta lo expone de modo más claro con un ejemplo. «Una mujer que en plena tarde y rodeada de gente sufrió una agresión menor por parte de un hombre vivió un trauma mucho mayor que otra joven que fue violada salvajemente por tres varones. Esta última lo superó porque esos hombres siempre habían terminado matando a sus víctimas, mientras que a ella la dejaron vivir. Era «una suerte» haberse salvado. Sin embargo, la primera, pese a estar a plena luz del día tuvo la «mala suerte» de ser agredida sin que nadie hiciera nada por ella». En este caso, tanta confianza en que los mineros sobrevivirán, puede provocar un golpe mucho mayor para ellos si alguno muere. A este hecho hay que sumar también la ansiedad propia que supone estar atrapado a tanta profundidad.


Para el psiquiatra forense José Miguel Gaona, «lo más importante es el aislamiento sensorial, la falta de estímulos, porque se rompe el contacto con la realidad y la cabeza comienza a crear la suya propia. Es un mecanismo de protección del cerebro que no puede creer lo que está sucediendo». El experto matiza que «el equilibrio psicológico es más frágil de lo que se puede imaginar y en este caso puede ocurrir con los mineros». Por eso se está llevando una estrategia de entretenimiento, es decir, tienen la mente ocupada, pues de ellos mismos depende también su supervivencia. Están involucrados en su propio rescate».

Concentración
¿Pero cuánto puede durar la concentración en semejantes condiciones? Porque ésta se agota con el paso de las horas. Nos volvemos menos eficientes y tardamos más en tomar decisiones. Además, la vigilia es una de las áreas que más se resienten por culpa de la fatiga. Según señala Gaona, «es muy probable que la mitad de ellos termine padeciendo un trastorno psicológico y que para el diez por ciento éste sea permanente. Estrés, pesadillas, temblores, conductas de evitación, sudores fríos y "flashbacks"serán algunos síntomas una vez fuera de la mina».


Los profesionales también destacan la importancia de la figura de un líder. Rodolfo Ramos, decano del Colegio de Psicólogos de Melilla y autor del libro «Psicología aplicada a crisis, desastres y catástrofes», aclara que «siempre hay personas que tienen un carisma con el que los demás se ven representados, que parece tener una mayor entereza y fortaleza mental.
No obstante, esto también puede generar problemas, rencillas o la partición del grupo. Por eso quienes les están prestando atención psicológica deben anticiparse a esos acontecimientos posibles, ya que sabes que se pueden formar conflictos entre ellos». Ramos también destaca la necesidad de que «sientan la normalidad de sus síntomas, como la ansiedad y el estrés. Algunos se preguntan si se están volviendo locos, pero deben hacerles ver que es una sensación común. Es importante para que no desesperen».

Agotamiento físico
Las imágenes grabadas en el cubículo en el que están conviviendo reflejan su deterioro. Sufren lesiones y cortes en la piel por los hongos que genera la humedad y también se han detectado alteraciones en la orina. Otro de los desafíos físicos a los que se enfrentan es la temperatura. Se cree que en el lugar en el que se encuentran alcanza los 32ºC, lo que puede provocar molestias y privar de energía, ya que con el frío disminuye la irrigación sanguínea en las extremidades y los músculos se agarrotan e inflaman. Leopoldo Sánchez Agudo, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Carlos III de Madrid, explica que «hay tres factores importantes, como las condiciones del sistema de aireación que tengan. Si no es bueno, aumentan los niveles de dióxido de carbono y la transferencia de gases es peor y se acumulan en sangre. Y si el aire está contaminado por los propios minerales, la repercusión será mayor y no a corto, sino a largo plazo».


Además, tal y como explica Sánchez Agudo, «ese ambiente agrede a las defensas del aparato respiratorio, que deben trabajar más y producen más moco, lo que a su vez propicia más infecciones». Por no mencionar que alguno de ellos tenga ya un virus o bacteria y en ese entorno cerrado se propague a los demás. «Y si la vía de llegada de alimento y agua no es aséptica, se puede filtrar la contaminación exterior», matiza.


Otro de los problemas es la captación de sílice dentro de los tejidos de limpieza del pulmón, lo que se conoce como silicosis. «También aparece a largo plazo, al cabo de los años trabajando en esos lugares de forma diaria durante muchas horas. En este caso, al ser un contacto de 24 horas, el proceso se acelera y se pueden formar nódulos e incluso cavidades en el pulmón», concluye Sánchez Agudo. No obstante, según los diarios de la región, ya han recibido nuevos equipos de ayuda. Entre ellos, colchones inflables para dormir, medias con hilos de cobre para protegerse de infecciones, además de champú y gorros de baño para lavarse el cabello en seco.

A oscuras
Muchos se preguntan si ese estado casi permanente de penumbra que abrazarán durante más de tres meses tendrá graves repercusiones en su estado mental. «La luz o su ausencia, por sí misma, no juega a priori un papel directamente en la aparición de un trauma, aunque su interacción con otros elementos de la experiencia o una fobia anterior pueden hacer que los síntomas se exacerben o que se produzca alguna asociación entre el trauma y la luz o su ausencia», dice Ramos.


A la hora de planificar la intervención psicológica con quienes han experimentado un suceso traumático de alta intensidad y duración, Ramos aclara que «no importa tanto que hayan sucedido al aire libre o no. Lo importante es la orientación del terapeuta y el tiempo transcurrido desde que sucedió el caso y se inició la búsqueda de ayuda profesional».
Muchos esperan años antes de buscar ayuda. «En estas situaciones el daño se ha enmarañado, ampliando el trauma la red de influencia negativa en la vida del paciente. Llegan con una vida social casi nula, con problemas laborales, familiares, etc. Es algo en lo que deben centrarse para que los mineros puedan recuperarse», concluye.