Conciertos
Las (malas) lenguas de los Stones
La famosa es la lengua de Mick Jagger. Suya es la que aparece en el logo más reconocible de una banda de rock, pero el que la tiene afilada es Keith Richards. Y las cosas van de mal en peor entre ellos, especialmente desde que la autobiografía del guitarrista, un best-seller como una puñalada por la espalda, fue considerada una ofensa personal por el cantante. «¿Crees que cuando nos vemos somos como una familia feliz?. Olvídate. Nos hemos estado peleando como perros y gatos toda nuestra carrera», sentencia Richards.
La de ambos es una relación que dura décadas de excesos y lucha de egos. ¿Trabajar con Mick es como trabajar con tu hermano? «No. Es como trabajar con María Callas», afirmaba con su demoledora ironía el bravucón de Richards. «Si la diva está bien, entonces estamos todos bien. Hay que hacer música sin espantar a la diva», afirmó en una estrevista a «The Guardian» que precisamente promocionaba la reedición de «Some girls», disco del grupo. Parece que los problemas entre ambos se han acrecentado desde que el cantante decidió volver a intentarlo por su cuenta, algo que ya les ha enfrentado en el pasado muchas veces, según se contaba en la autobiografía, incluso hasta el extremo de llegar a las manos. El pasado septiembre, Jagger anunciaba que había formado una nueva banda, Superheavy, un combo con Josh Stone, Dave Stewart y Julian Marley que tampoco es para tomarse muy en serio, pero que debió reabrir viejas heridas. Todo por una cuestión de méritos, como contaba el propio Richards: «Solía querer a Mick, pero no he entrado en su camerino en los últimos 20 años. A veces pienso que echo de menos a mi amigo y me pregunto: ‘‘¿Adónde habrá ido?''Fue a principios de los 80 cuando empezó a ponerse insoportable». Los años en que probó con sus proyectos en solitario.
Todos menos Jagger
En todo caso, el autor del riff de «(I Can't get no) Satisfaction», entre otros inolvidables, no ha perdido la ocasión de meterse con el que fuera su amigo. Por ejemplo, cuando recibió la orden de caballero del imperio británico, algo que calificó de «ridículo y despreciable». O sin razón, cuando bromeó con el tamaño de los genitales de Jagger. A finales de mes, tres de los Stones volverán a juntarse para «desatascar las cañerías» en el estudio de grabación. Jagger, que ha dicho en varias ocasiones que «no sabe si volverá a trabajar» con el guitarra, no asistirá. Por eso, hoy parece más lejos que nunca la posibilidad de que el grupo al completo ofrezca una gira de 50 aniversario de la formación de los Stones que se cumplen el año que viene. Aunque ninguno se atreve a descartarlo tajantemente.
Los demás no se pelean
Ronnie Wood (a la derecha, en la imagen de arriba) parece más cabal que sus compañeros. Feliz con su novia rusa 39 años menor que él y con su afición al arte, le pide poco más a la vida. Igual que Charlie Watts (abajo), que ha superado un cáncer de garganta y ha anunciado varias veces que dejará el grupo «porque sencillamente no tiene más ganas». Según Bill Wyman, el primer bajista de The Rolling Stones, los dos grandes egos chocan porque «no saben hacer otra cosa. Yo tengo un restaurante y hago fotografías».
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