González sale en apoyo de Rubalcaba a una semana del congreso del PSOE

Madrid- Había dudas de si convenía exhibir o no en público el apoyo que en privado ha prestado el ex presidente Felipe González al candidato a la Secretaría General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, desde que se abrió la carrera por el liderazgo. El temor era que una imagen vinculada exclusivamente al «felipismo» y a la «vieja guardia» se convirtiera en una baza a favor de la candidatura rival, la encabezada por Carme Chacón, en su estrategia de vincular a Rubalcaba con el pasado y presentarse ella como el futuro y la esperanza del nuevo socialismo. A una semana de la cita congresual, el equipo del que fuera vicepresidente del Gobierno ha entendido que no debe renunciar al apoyo público de quien sigue siendo un referente intergeneracional dentro del PSOE. Así que el otrora jefe de Gobierno arropará a Rubalcaba hoy en un acto en el invernadero de Arganzuela de Madrid, en el que también estará el lendakari, Patxi López, la consejera andaluza Micaela Navarro y la responsable de Nuevas Tecnologías del PSOE, María González Veracruz, una representación –dicen desde el equipo del candidato– del pasado, el presente y el futuro del socialismo español. «Todas las generaciones del PSOE con Rubalcaba», explican desde la plataforma de apoyo al ex vicepresidente, quien hizo pública ayer la adhesión de González a través de su cuenta en Twitter. El propósito de Rubalcaba es presentarse ante los delegados como un aspirante a secretario general capaz de unir a todas las generaciones del PSOE, y no sólo a los de la suya. Aunque era un secreto a voces que González estaba más cerca de Rubalcaba que de Chacón en este pugilato, el ex presidente nunca ha ocultado su simpatía por la ex ministra de Defensa hasta el punto de que salió en su defensa cuando Alfonso Guerra la invalidó para la carrera sucesoria por pertenecer al PSC. Pese a ello, el otrora número uno del PSOE se ofreció al cántabro un mes antes de las elecciones del 20-N y llegó a decir que si el ex ministro le pedía que fuera «a barrer la burocracia que sobra en Europa, me iré con una escoba; si me dice que me meta en la sala de máquinas de Durban, también iría», confesó.