Reino Unido

Reino Unido renegociará su estatus en la UE

Cameron muestra su rechazo a las ayudas «sin fin» de los Veintisiete

El primer ministro británico David Cameron durante el congreso anual del Partido Conservador británico
El primer ministro británico David Cameron durante el congreso anual del Partido Conservador británicolarazon

MANCHESTER- David Cameron siempre se había caracterizado por ser un político con carisma y captar adeptos cada vez que hacía un discurso ante sus filas. Fue así cómo ganó el liderazgo del Partido Conservador, hace seis años. Fue una intervención enérgica y sin notas ante la cual los más longevos de la formación no tuvieron más remedio que rendirse. Pero ayer no fue su día.
El «premier» clausuraba el congreso anual de los «tories» en Manchester y dejó a la audiencia un tanto templada. No hubo grandes ovaciones, ni tampoco nuevas recetas que sorprendieran contra la crisis. En definitiva, no hubo fondo ni tampoco forma. El primer ministro no se separó ni un momento del atril. Tuvo que mirar de reojo el papel en varias ocasiones porque las palabras que había preparado para la gran cita tuvieron que cambiarse a última hora para evitar retraer aún más el consumo de un país que no acaba de ver el final del túnel. En el segundo trimestre del año, Reino Unido ha experimentado tan sólo un crecimiento del 0,1%. Era sabido que Cameron seguiría la estela que anunció su Gobierno al tomar Downing Street, es decir recortes y más recortes para reducir a la mitad el déficit en 2015. Siempre le deja a su ministro del Tesoro, George Osborne, actuar primero de «poli malo» para luego él levantar el ánimo con un mensaje más optimista. Pero esta vez se había propuesto dar un paso más.
El «tory» quería mandar a los británicos un mensaje muy directo pidiéndoles que pagaran todas sus deudas lo antes posible. Esto al menos es lo que habían filtrado a los periodistas sus jefes de prensa el martes por la noche. Pero ante el revuelo que se había montado con las reacciones matutinas de ayer, el «premier» tuvo que cambiar el prisma decantándose por un tono mucho más relajado y positivo.
Así, en vez de una orden, el mensaje se quedó más en una apreciación, agradeciendo al ciudadano trabajar codo con codo para «redirigir juntos el barco» en el buen camino. Cameron recalcó que situación actual «no es una recesión normal» sino «una crisis de deuda ocasionada por un excesivo endeudamiento de individuos, negocios, bancos y, sobre todo, gobiernos». Pero advirtió de que el Gobierno de coalición contaba con un plan «adecuado». «Lo más importante de una casa son los cimientos, los cuales, aunque no se ven, son lo que sustenta el edificio. Y eso es lo que estamos haciendo nosotros. Estamos haciendo las cosas correctas para ver los logros en el futuro», dijo el líder «tory».
En este sentido, explicó que precisamente porque Reino Unido no está en la zona euro, «podemos poner los cimientos de nuestra economía en nuestros propios términos y a nuestra manera». «Mientras que yo esté en Downing Street no nos uniremos al euro», recalcó el primer ministro. Esta vez sí que la audiencia del partido respondió con un gran aplauso a su intervención, que cerró el congreso.
El «premier» repitió que renegociará el estatus del país ante la Unión Europea y no permitirá que la economía británica se vea atrapada en «subsidios sin fin» a otros miembros de la comunidad de los Veintisiete. Sin embargo, cerró la llave a cualquier referéndum sobre la relación de las Islas con Bruselas como quieren los sectores más euroescépticos de su partido. Pese a que la economía dominó su discurso y ha sido la gran protagonista a lo largo de todo el congreso, el líder «tory» no quiso olvidarse de la importancia del «liderazgo» ante la formación y el país y la idea de «Gran Sociedad», pilar fundamental de su programa electoral. Debido a la situación financiera, este proyecto ha quedado aparcado en un rincón y tendrá que esperar a mejor oportunidad para ser rescatado.
Aun así, el «premier» demostró no haberlo olvidado del todo pese a la importancia que han adquirido en su discurso los temas económicos y emitió antes de pronunciar su discurso un vídeo en el que se mostraban los logros y oportunidades que se habían dado sobre todo a los británicos más jóvenes, «sin diferenciar razas ni sexos ni barrios». En definitiva, Cameron quiso inyectar su optimismo y sentido de unidad para conseguir que «un país pequeño siga haciendo grandes cosas», pero esta vez no cumplió las expectativas de las gradas de Manchester. No hay tampoco que preocuparse. Todavía quedan más de tres años para las elecciones, tiempo de sobra para hacer discursos como los de antes.