Santo Domingo
Domingo patrono universal
Hoy celebra la Orden de Predicadores la fiesta de su santo fundador, Domingo de Guzmán. Domingo nació en la villa burgalesa de Caleruega, de una familia de santos. De hecho, su propia madre y dos de sus hermanos se cuentan entre los beatos de la Iglesia católica. Del santo cuenta el beato Jordán de Sajonia que «nadie había más afable con los frailes o compañeros de viaje, nadie más alegre». Si uno toma el camino de Silos a Caleruega, puede ver cómo, al llegar a la villa del santo, se dejan atrás valles y montes y se abre ante la vista la vasta extensión de la meseta castellana. De este modo, Caleruega y su santo vienen a ser como la ventana abierta en un alto desde la que se divisa la anchura del mundo. Y a la anchura del mundo son enviados, como los apóstoles, los discípulos de Santo Domingo, los dominicos. Ellos edificarán sus claustros ya no, como el de Silos, en la amena soledad de un valle, sino en medio de las ciudades. Y, en medio del ancho mundo, no podrán tener sino un espíritu ensanchado por el cultivo de la vida intelectual al servicio de la piedad y la predicación. Caleruega y su santo siguen siendo, con el correr de los siglos, un símbolo universal del espíritu evangélico en medio del mundo, una ventana abierta a las múltiples geografías donde la semilla del Evangelio ha sido sembrada alguna vez, no sin sangre, por los discípulos de Santo Domingo. Y hoy, que valoramos tanto nuestra identidad local y regional, podemos recordar cómo supieron universalizarla nuestros antepasados. Ellos nos enseñan, sin duda, que sólo poseemos aquello que damos con un ánimo alegre, como el que resplandeció, según el beato Jordán, en la persona de Domingo. Toda una lección de un santo local, patrono de la provincia de Burgos, y, a la vez, universal.
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