Londres

La Última Cena del discípulo

El Canal trae de la National Gallery la copia de Giampetrino

La Última Cena del discípulo
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MADRID- Da Vinci es un pintor de obra corta pero leyenda larga. Uno de esos creadores cuyo arte ha sido devorado por esa literatura de ínfima calidad que habla de misterios y cábalas, que hace que arrastre mucho público detrás. Nadie tiene en cuenta que Leonardo fue un artista puntilloso, preocupado por problemas de perspectiva y color; que ahondó en las bellas artes y también en las preguntas de la ciencia, y cuya curiosidad era, sobre todo, científica. No dejó detrás la estela de una escuela, pero sí un puñado de discípulos y seguidores que adoptaron su manera de retratar.
El Museo del Prado ha sacado hace poco una copia de la «Mona Lisa», hecha al mismo tiempo que la original, ejecutada por uno de esos alumnos que intentaban aprender los secretos de un maestro sin tener en cuenta que, aparte de trabajo, se necesita talento. El Centro de Exposiciones Arte Canal exhibirá a partir de este viernes un lienzo de Giovanni Pietro Rizzoli, conocido como «Giampietrino». Es una «Última cena» que proviene de la exposición que la National Gallery de Londres le ha dedicado al maestro florentino. Esta réplica comparte ciertos paralelismos con la tela recién descubierta en El Prado. Las dos permiten comprender los pormenores de unos originales que se conservan en la actualidad en muy malas condiciones. En el caso de la «Gioconda», que se encuentra en el Museo del Louvre, ha llegado en un estado de deterioro que no permite ni una restauración. Gracias a la gemela que hay en Madrid se han descubierto detalles del paisaje del fondo y, también, que la Mona Lisa tiene cejas y pestañas, algo que en el cuadro de Da Vinci ha desaparecido. La «Última cena», que está en el convento de Santa María de Gracia, en Milán, comenzó a deteriorarse pocos años después de que Leonardo añadiera su última pincelada. Realizó este mural con una técnica novedosa, que resultó muy vistosa en su momento pero que no ha resistido el paso de los años. En la actualidad se ha logrado fijar la pintura, pero apenas se percibe su genialidad. La copia que ha llegado a Madrid proporciona también muchos datos sobre un conjunto pictórico que, hasta hace unos años, se pensaba que estaba condenado a desaparecer.