Nueva York

ETA veía imposible la «cumbre de Paz» sin un pacto con el PSOE

En su texto, elaborado en 2009, la banda dice que «lo importante es establecer un compromiso con el PSOE, la izquierda abertzale y la comunidad internacional». Una comisión de la izquierda abertzale debía establecer los contactos para organizar el evento e informar a la dirección de la banda.

Patxi López, en presencia de la presidenta de Eusko Etxea, el centro vasco en la ciudad de Nueva York, Itziar Albisu
Patxi López, en presencia de la presidenta de Eusko Etxea, el centro vasco en la ciudad de Nueva York, Itziar Albisularazon

La conferencia internacional, que se celebra estos días en San Sebastián, forma parte de un plan trazado por ETA y Batasuna, dentro de lo que titularon «Foro para una solución democrática». La conferencia sería el elemento, el empuje venido desde el exterior, decisivo para forzar al Gobierno a abrir una negociación. La banda, según documentos secretos de los terroristas, a los que ha tenido acceso LA RAZÓN, consideraba que su celebración y efectividad eran imposibles si no se llegaba a algún tipo de compromiso previo con el PSOE y con personalidades internacionales. «Lo importante es establecer un calendario de compromisos entre el PSOE, la izquierda abertzale y la comunidad internacional para fijar el momento adecuado de celebración de la conferencia. Hay que pactar un "guión de acontecimientos fundamentales"para que el proceso tenga bases firmes y abra el camino a la negociación y posteriores acuerdos», se subraya.

Nombre similar
En los documentos, de carácter estratégico, elaborados hace unos dos años, no se dice, lógicamente, si se produjeron esas conversaciones y alcanzaron los acuerdos, pero lo cierto es que la «conferencia» se celebra estos días en San Sebastián. El nombre elegido por ETA es similar al que ha puesto Lokarri, la entidad que oficialmente ha organizado el evento: «Conferencia Internacional por la Paz y soluciones políticas en Euskal Herria».

Los cabecillas de la banda pensaron que el mencionado «foro», para ser efectivo en todos los campos, debía tener una base despolitizada, en la que, en teoría, cupieran todos (incluido el PP) con el fin de que el proceso de negociación que se abriera no pudiera tener marcha atrás.
En los documentos, ETA no habla en ningún momento de disolverse y entregar las armas, aunque explica que su plan debía desarrollarse en un «ámbito de ausencia de violencia»: el alto el fuego actual.

Los terroristas daban gran importancia a que el «Foro para una solución democrática» tuviera un cierto carácter selectivo, ajeno a los movimientos de masas, e incidiera en los sectores de la sociedad con mayor influencia, en especial en los medios de comunicación. Partidos políticos y sindicatos, tanto del País Vasco, Navarra y el resto de España; personalidades del mundo intelectual y de la comunidad internacional, con especial atención a los dirigentes de la socialdemocracia europea; periodistas; miembros de la Iglesia; premios Nobel… todos eran objetivos de una comisión de la llamada «izquierda abertzale» (Batasuna), encargada de establecer los contactos necesarios.

La comisión debía trabajar a las órdenes de los cabecillas de la banda «y redactar actas de todas las reuniones que celebraran para hacérselas llegar a la dirección política». Entre sus misiones figuraban la de «buscar personalidades del mundo internacional dispuestas a implicarse» en el plan de forma permanente (Brian Currin puede ser el mejor ejemplo); realizar un seguimiento permanente de los grandes grupos de comunicación y determinar cuáles podrían apoyar el «proceso» y establecer contactos con la Iglesia y líderes de opinión.

La comisión
A ETA le preocupaba la composición de la comisión de la «izquierda abertzale», dados los fallos que se habían producido en el pasado. Debían ser personas absolutamente integradas en el entramado de la banda, con acreditada experiencia, a los que no asustara la asunción de responsabilidades y que, se enfatizaba, estuvieran en permanente contacto con la «Dirección Política».

Los pistoleros eran conscientes de que su plan no serviría de nada sin el apoyo exterior, que la iniciativa precisaba del concurso de personalidades internacionales que dieran cobertura no sólo a ETA sino también al PSOE, que, lógicamente, estaría limitado en su movimientos por sectores de la sociedad (víctimas) y por el PP.

En Londres
En principio, antes del adelanto de las elecciones decidido por Rodríguez Zapatero, pensaron en celebrar una primera conferencia en Bruselas, Londres o Irlanda, pero hubo que saltar esa parte de la hoja de ruta, el «guión de acontecimientos», para pasar a la prevista en el País Vasco. «La conferencia –se decía en uno de los documentos– tiene que estar organizada con detalle, ajena a improvisaciones, y debe ser acordada previamente con las personalidades internacionales llamadas a supervisar con posterioridad un proceso de negociación». Asimismo, se debía establecer la agenda mediante conversaciones con la «comunidad internacional y el PSOE».

ETA reconocía que todo este plan era imposible si seguía con los asesinatos y los coches bomba; además de la labor de las Fuerzas de Seguridad para evitar su actividad criminal. Por ello, abogaba para que se estableciera ese «guión de acontecimientos fundamentales», en el que se fijaran los pasos a seguir y la fecha en la que se debían producir.

El adelanto de las elecciones trastocó los planes, pero la banda, tras el anuncio del alto el fuego, logró la legalización de Bildu; que se abra la posibilidad de traslado de los presos al País Vasco, y que el Gobierno no haya puesto ninguna pega a la presencia de «observadores internacionales» en territorio nacional.


«The Guardian» prevé el fin esta misma semana
El diario británico «The Guardian» publica una información en su edición de ayer en la que asegura que la banda terrorista podría anunciar su «final definitivo» durante esta semana. «The Guardian», que cita «fuentes cercanas a las negociaciones», se hace eco de la presencia hoy del ex secretario general de la ONU Kofi Annan en la «conferencia de paz» de San Sebastián, así como la reciente adhesión de los presos etarras al «Acuerdo de Guernica».