Lorca
Malestar en Defensa por la «ausencia total» de Chacón
Carme Chacón es la mujer del momento. Al menos del momento político, y no por su tarea como ministra de Defensa, sino por su papel protagonista en la guerra abierta en el seno del PSOE, como posible sucesora o como el escollo a salvar por quienes quieren evitar a toda costa una fractura aún mayor en el partido.
En su batalla particular por hacerse con el control de Ferraz, tanto su equipo como ella misma han puesto especial empeño. Saben que se juegan mucho de su futuro político en los días que vienen y sabían que en la campaña su presencia era vital para ganar adeptos entre sus correligionarios y posicionarse como mujer que puede llevar el timón del socialismo. Así se interpretaron, en ese afán por conseguir apoyos, determinadas intervenciones en el Congreso sobre Andalucía y algunos actos junto a algunas federaciones territoriales como la madrileña. Ese empeño ha llevado a la ministra y a su equipo más cercano de Defensa a dejar en un perfil bajísimo su labor como ministra. Desde el 6 de mayo, cuando dio comienzo oficialmente la campaña electoral, Chacón ha participado en 12 actos de su partido por seis en los que ha ejercido como titular de la cartera de Defensa: viaje a Cerdeña para visitar al contingente de Libia; visita a Lorca con Rubalcaba; reunión en la UME; recepción al presidente de General Dynamics y el III centenario del Arma de Ingenieros.
Entre medias, obligadas apariciones en el Congreso de los Diputados y pocas declaraciones sobre su departamento. Esta «ausencia total» de la ministra, señalan fuentes de su departamento, ha llevado al Ministerio a una de sus etapas menos activas. El trabajo ministerial de Chacón, señalan esas fuentes, se centra en «el carril, lo obligado, lo de cada día», pero más allá de eso, de lo cotidiano, subrayan, «está dedicada en cuerpo y alma a su campaña personal de cara al partido, tanto ella como los suyos». Esto ha generado cierto malestar tanto en el Ministerio como en los cuarteles generales, que consideran que un ministro de Defensa tiene «algo demasiado serio entre manos» como para dedicarse a «cuestiones personales o políticas». «Es muy legítimo –subrayan esas fuentes– que quiera liderar el PSOE o ser presidenta del Gobierno, pero que lo haga desde fuera del Ministerio», reclaman, «porque esto no es el Ministerio de Vivienda, aquí hay asuntos muy serios como para distraerse con otras cosas».
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