Los Ángeles
Jim Morrison vuelve el Rey Lagarto
El director de culto Tom DiCillo termina un documental sobre el líder de The Doors que cuenta con el apoyo de la banda
Mucho tiempo después de su muerte, cada 3 de julio, cientos de seguidores dejan flores en silencio sobre la tumba donde Jim Morrison descansa para siempre en París. Morrison tenía algo especial que el documental «When You're Strange» intenta atrapar. Puede que lo consiga, o no, pero conquista al espectador desde las primeras imágenes.
El filme arranca con un coche abandonado en una carretera perdida de California; un hombre baja poco a poco la ventanilla. Parece confundido, y, de pronto, ahí está: es Jim Morrison, el líder de The Doors, que murió en 1971. Tenía sólo 27 años. «He tratado de crear la duda. Cuando ves esa secuencia piensas: ¿es o no es Jim?», explicó el director, Tom DiCillo, que acaba de estrenar su película en Estados Unidos. Pues sí, es Morrison quien abre la película, porque en 1969 él mismo dejó grabado en formato de 35 mm «HWY», un testimonio artístico experimental en el que sus seguidores han alabado el talento para las imágenes del cantante, quien protagoniza una historia creada por él mismo, envuelto en la misma actitud filosófica que desprendían sus canciones, atravesando el desierto de California, el Death Valley, en su coche, un Shelby deportivo GT500. Su vida, rodeada de leyenda y veleidades chamánicas, y su difícil carácter, le valieron el apodo de Rey Lagarto.
Con la voz de Johnny Depp
Estas imágenes se unen a otros clips inéditos que conforman en su conjunto «When You're Strange». Mientras otros documentales sobre músicos se limitan a cortar y pegar fragmentos de entrevistas con los supervivientes de quienes biografían, el cineasta de culto DiCillo («Johnny Suede», «Una rubia auténtica», «Vivir rodando», Delirious»...) ha cambiado las reglas: la única voz que se escucha es la de Johnny Depp narrando la historia: «Gracias a esta historia, The Doors nunca envejecerá», dice el realizador. El pianista y fundador del grupo, Ray Manzarek, ratifica que la cinta de DiCillo se realizó con todas las bendiciones de la banda. Verla supuso para el músico «un maravilloso viaje» en el tiempo: «Lo que más disfruté de la película fue ver a Jim con vida, a nuestro compañero, que un día desapareció de la faz de la tierra», revela emocionado.
Entre las escenas memorables del documental se incluye una en la que Morrison trata de consolar a una joven admiradora cubierta de sangre después de ser golpeada por una silla durante un multitudinario ensayo del grupo en una playa en Krieger. DiCillo contó con el apoyo de todos los miembros de The Doors, que le ayudaron a tener acceso a las imágenes inéditas así como a entrevistas en el «backstage», grabaciones de conciertos y algunas filmaciones caseras. Otros momentos estelares del documental son los que recogen las imágenes de un estadio durante uno de sus recitales: el grupo atraviesa una enorme muchedumbre con sus instrumentos al hombro hasta llegar al escenario: «Trataban de hacer cosas diferentes, The Doors eran ‘‘de puertas abiertas'', sin barreras con su público, que compartía un cierto espíritu surfero, entregado», explica el director. En verdad, volver a ver a Jim Morrison con un micrófono en la mano provoca grandes emociones y más de uno no podrá evitar saltar en la butaca mientras evoca al líder, a la vez musical y espiritual, exagerado y ridículo en ocasiones, pero genial y único.
«Un tipo insoportable»
Para muchos críticos, The Doors son una de las mejores bandas de toda la historia, de ahí que el documental sea una aportación muy esperada para aproximarse a la cultura de los años setenta. Pero la relevancia del mito y su valía artística no hicieron a Morrison una persona especialmente simpática: «Era un tipo insoportable; todos querían estrangularle, excepto Keith Richards», guitarra de los Rolling Stones, sentencia DiCillo.
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