Distribución
Venta general por Alfredo Menéndez
Para satisfacción de muchos consumidores – y para insatisfacción de algunos comerciantes y trabajadores– Madrid está haciendo imagen de marca con la apertura total de establecimientos y con la libertad de horarios. Siempre de manera voluntaria, cabría recordar.
Y a esta campaña se le añade este área única comercial que va a sacar adelante el Gobierno regional y que lo que pretende es que los comerciantes –grandes, medianos y pequeños– no tengan que estar esclavizados por un calendario a la hora de rebajar los precios de sus productos.
Todo cambia –menos las huelgas generales, las horquillas de seguimiento y los piquetes informativos– y sin embargo las rebajas de verano tenían que comenzar el primero de julio y las de invierno, el siete de enero. Cuando Dios (y sobre todo El Corte Inglés) mandaban. Y si no tenía sentido que una capital europea cerrara por domingo teniendo por todo el centro pululando a turistas con ganas de gastar dinero, tampoco tiene sentido que si algún comercio decide atraer compradores rebajando los precios, tenga que esperar a que los grandes almacenes lo decidan. Los medios para empezar a vender con total libertad están sobre la mesa: ahora sólo falta que se pongan también los medios para empezar a comprar, para empezar a consumir. Porque por mucho que se liberalice el comercio, se amplíe el horario o se abra de sol a sol, si no hay dinero para comprar, dará igual que se aprueben los días de 26 horas, las semanas de diez días o los meses de seis semanas: si no hay parné, importará poco que las rebajas de verano se celebren en Navidad o que duren 12 meses.
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