Andalucía
OPINIÓN: El furbo
El fútbol es un deporte tan cansino, que ya le gusta hasta a los americanos. Y para que a los hijos de las barras y estrellas les mole algo que dure más de treinta segundos por acción, ya se han tenido que poner pesados los publicistas con las promociones. El fútbol, también llamado furbo en Andalucía, jurgo en el polígono, fusbo entre los pasotas y balompié por los puristas de la tontería, es el causante de la mayor deserción femenina de los hogares españoles en las ultimas décadas. Con Liga los sábados, domingos y lunes, Champions los martes y los miércoles y la UEFA los jueves, a los tíos solo nos quedan libres los viernes para no estar con la trompa pegada al plasma, de momento. Y claro, las niñas se nos borran, a no ser que sean unas hooligans. Y es que el fútbol no tiene remedio. Es una droga, un enganche intergeneracional, un criadero de mitos, pasiones y grandes decepciones. En el fútbol hay cielo para tocar y el infierno de Segunda B. En las gradas se escuchan palmas como en un tablao y hay ruido de viento si no te gustan los artistas. En el fútbol comes, gritas y exageras, el tímido es una fiera corrupia y las pancartas patean el diccionario sin pudor. El calvo puede lucir peluca rubia rizada sin que sea carnaval y la madre del arbitro hace la calle, aunque solo durante 90 minutos y el alargue. Todo eso y mucho más lo tiene el furbo, el jurgo, el fusbo, el fulbo o el balompié, que en el jardín del estadio pastan los héroes y no hay rival pequeño, que el fútbol es así.
Que haya alivio y sálvese el que pueda.
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