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Sirte de la cuna a la tumba

Desde la caída de Trípoli hace dos meses, quedó claro que la gran y última batalla sería la de Sirte, ciudad natal de Gadafi y que permaneció fiel.

Rebeldes libios celebraron ayer en Trípoli la conquista de Sirte y la caída del dictador, acontecimientos que marcan el final de la guerra
Rebeldes libios celebraron ayer en Trípoli la conquista de Sirte y la caída del dictador, acontecimientos que marcan el final de la guerralarazon

Los rebeldes la bautizaron como «la madre de todas las batallas». La victoria sobre Sirte suponía el final de la guerra.

Era imposible saber si el apoyo popular del que disfrutaba el coronel libio era genuino, pagado por el trato de favor ofrecido por Gadafi, o debido a la propaganda oficial que mantuvo engañada a Sirte durante todo este tiempo. Ésta permaneció aislada del resto de Libia en los últimos meses, sin comunicaciones ni suministros desde hace varias semanas, y los fieles del régimen reprimieron duramente cualquier mínimo intento de rebelión dentro de la ciudad, que mantenía el país dividido en dos, con Trípoli al oeste y Bengasi al este. Los rebeldes la rodearon desde todas las direcciones hace ya varias semanas, pero estaban seguros de que Gadafi no se encontraba allí porque hubiera sido un suicidio refugiarse en Sirte: antes o después se habría visto rodeado y sin vía de escape, tal y como sucedió ayer por la mañana.

Días anteriores, los rebeldes dijeron haberle localizado en la frontera con Túnez y Argelia, en el suroeste de Libia, mientras que sí sospechaban que destacados exponentes del régimen gadafista se refugiaban en Sirte y que por ello sus hombres estaban oponiendo tanta resistencia. Las últimas células –aseguraban los opositores– estaban dirigidas supuestamente por el hijo de Gadafi, Mutasim. Los rebeldes lanzaron su ofensiva contra Sirte hace más de un mes, después de varios intentos de negociación con las tropas y las tribus para que se rindieran pacíficamente y tras ofrecer a la población civil tiempo para abandonar la ciudad.

Una ciudad arrasada
Muchos civiles no quisieron abandonar su hogar ni retirar el apoyo a su líder, y sus fieles repelieron a los rebeldes en numerosas ocasiones, hasta que éstos consiguieron finalmente penetrar en Sirte hace más de una semana. Limpiar la ciudad de los restos del régimen ha sido más complicado que en otras ocasiones y las batallas seguían anoche, al cierre de esta edición, en algunos barrios de Sirte. La ciudad que Gadafi convirtió en una urbe moderna y en la capital política de Libia aparecía ayer destruida tras la larga batalla y la ira de los rebeldes que han destrozado y saqueado la cuna del dictador, donde ya no quedan ni sus retratos en las paredes ni su bandera en los tejados.