Cataluña

La niña Estel el milagro entre «un millón de desesperanzas»

La clínica Eugin desarrolla una técnica para contrarrestar la infertilidad

La Razón
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BARCELONA- Le aconsejaron que dejara de intentar ser padre, que sus posibilidades de tener un bebé con Teresa, su pareja, «era una entre un millón», pero Miguel Ángel no tiró en ningún momento la toalla. Aparentemente sano, este hombre sufre una doble alteración en sus cromosomas –heredados a su vez de su padre y su madre– que, aunque no tiene una implicación directa en él, impide que pueda ser padre de una forma natural. Tras seis años de periplo de especialista en especialista y contra todo pronóstico, su hija Estel nació hace un año.
Lo que limita a Miguel Ángel ser padre se denomina translocación cromosomática y consiste en que un trozo de un cromosoma se coloca en otro. Se calcula que en España 90.000 personas sufren esta alteración. En el caso de Miguel Ángel la alteración es doble. Esta circunstancia minimiza aún más las probabilidades de que sus espermatozoides, responsables de la transmisión de la mitad de los cromosomas que junto con los aportados por el óvulo dan lugar a un embrión, dispongan de toda la información genética necesaria para la vida. De hecho, sólo uno de cada diez la contiene por lo que las probabilidades de que Teresa se quede embarazada de forma natural son de un 17 por ciento.

Sin embargo, Miguel Ángel y Teresa hallaron en la clínica Eugin de Barcelona el apoyo que les permitiría tener a Estel. Tras tres ciclos de fecundación in vitro, Teresa se quedó embarazada. Pero Estel no hubiese sido posible sin la ténica CGH que permite el análisis de los cromosomas de los embriones y determinar su viabilidad. Una técnica que requiere de cinco días para analizar cada embrión, pero que el centro, en colaboración con la UAB, ha logrado reducir a dos días para evitar que los embriones mueran y se puedan implantar en el útero.