El autocultivo de setas alucinógenas se populariza entre los más jóvenes

Y es que la última evaluación evidencia que la viagra se ha integrado como una droga dentro del mundo gay, que las pastillas que favorecen el rendimiento deportivo (anabolizantes) se emplean ahora como estimulante en la noche, o que el autocultivo de setas se ha convertido en un pasatiempo para los más jóvenes. Según se desprende del informe, se están popularizando los kits de cultivo de hongos, a los que habitualmente se accede a través de internet. «La percepción de naturalidad de esta sustancia y el concepto de autocultivo, se plantean como una nueva forma de consumo frente a otras drogas sintéticas». Esto ha llevado a la Conselleria de Sanidad a denunciar la búsqueda de experiencias vinculadas a la espiritualidad a través del consumo no sólo de setas alucinógenas, sino también de otras sustancias como la ayahuasca -planta amazónica-.

Además, se ha observado que existe una tendencia a profesionalizar la venta de cocaína. «Los vendedores de cocaína han integrado el menudeo a otros niveles, con servicios a domicilio». El SDT descubre que este momento de dificultad económica también impulsa la compra de hachís y marihuana consensuada entre amigos, ya que esto abarata los costes, pero implica que las cantidades que se manejan sean mayores, pues se asemeja a una compra al por mayor. Por otra parte, la integración de las nuevas tecnologías está modificando no solamente las formas de establecer relaciones personales, sino también la introducción de consumos en contextos que antes no existían, como por ejemplo la ingesta de drogas en solitario para chatear en páginas de contactos. Las motivaciones del consumo en estos casos son básicamente la desinhibición y el fomento de confianza necesarios en este tipo de encuentros.

Percepción de riesgo
Según explica la vicepresidenta de la Fundación para el Estudio, Prevención y Asistencia a las Drogodependencias (Fedap), Sofía Tomás, la principal arma en la lucha contra las adicciones es la prevención. «Hay que hacer que los jóvenes perciban el riesgo que conlleva el consumo de estas sustancias». Y es que, recuerda, no existen drogas mayores o menores, «hay unas que están más aceptadas socialmente y otras que no». Por ello, la también directora general de Drogodependencias, que ha tratado adicciones a la Coca-Cola, al bicarbonato, al chocolate o al Clamoxyl, se muestra contraria a la legalización de estupefacientes. Tal y como explica, el mayor porcentaje de sustancias que se consumen en occidente, corresponde a drogas legales, es decir, tabaco y alcohol. «A mayor accesibilidad, mayor consumo», sentencia.

En cuanto a las causas que llevan a una persona al «enganche», repasa que van desde el factor genético, hasta el social, pasando por el psicológico. Sin embargo, se dan también detonantes circunstanciales y, en este sentido, revela que la crisis económica ha provocado un aumento de la demanda de asistencia en las UCA, así como un mayor número de recaídas. En estas condiciones se agrava el dolor, lo que llama «daños colaterales». Tomás vislumbra, no obstante, destellos de esperanza en forma de terapias más efectivas que involucran no sólo al paciente, sino a su entorno. «No hay enfermedad, sino enfermos». Lo más importante, recalca, es la motivación, «el querer abandonar el hábito».

Un drama en cifras
El año pasado solicitaron ayuda 14.016 pacientes, casi 500 más que en 2009. La principal sustancia adictiva que quieren dejar es el alcohol. Le siguen la cocaína, tabaco, heroína, cannabis y el juego. La mayoría de los pacientes que acuden a la Unidades de Conductas Adictivas (UCA), son nacidos en la Comunitat. «No son personas marginales». El 75 por ciento son varones con una edad media de 39,5 años. Tres de cada diez conviven con sus padres. En el momento de la demanda a tratamiento, casi el 40 por ciento estaba en el paro. El cinco por ciento de los casos son adictos al juego. Las nuevas tecnologías les facilitan el consumo.