Si las previsiones se mantienen, el aún alcalde de Getafe se marchará a su casa el próximo sábado, tras 28 años en el cargo. Castro debe de estar que bufa, porque la mayoría de los getafenses, concretamente 34.652, un 41,35 por ciento del electorado, al votar al PP han demostrado ser unos «tontos de los cojones», ya que así calificó públicamente a los votantes de la derecha este regidor «en funciones», que está a punto de dejar de «funcionar». Lo que tranquilizará a doña Blanca Rosa Alcántara, aquella concejala del PP que, según él, debía «desaparecer como persona». Otro de los excesos verbales que llevaron a este egregio representante del «despotismo iletrado» a presidir la Federación Española de Municipios y Provincias. Por supuesto, Castro ha tratado de aferrarse al sillón. Pero de nada le ha valido que tras su estrepitosa derrota electoral se precipitase a llamar a unos concejales de UPyD a los que hasta ahora había ninguneado olímpicamente, ni que estuviese dispuesto a cepillarse (políticamente) a Cristina González, la imputada concejala de obras que iba de número 6 en su lista. Así que no le va a quedar otra que dejar de dar la vara, de alcalde, por lo menos.