Barcelona
Peculiar consejero por Víctor Fernández
El pasado mes de diciembre, mientras todavía se arrastraba la resaca de la dimisión reciente de la casi totalidad de los miembros del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CoNCA), la entidad emitía un informe. El documento se titula «Diagnosis y plan de actuación en materia de adquisiciones públicas de arte en Cataluña».
Es un informe extenso e interesante, pero que guarda entre sus varias páginas consejos para ampliar colecciones en época de crisis. Es interesante que se busquen soluciones para la situación de instituciones como el Mnac, por ejemplo, incapaz en la actualidad de poder adquirir obra de primer orden de artistas casi ausentes en sus salas, especialmente Dalí, Miró y Picasso. Pero a veces se aconseja desvestir a un santo para vestir a otro.
Eso, por ejemplo, es lo que se apunta sobre Picasso. A los responsables del informe, no se les cae los anillos al sugerir que los cuadros de la etapa azul del genio malagueño se descuelguen del Museo Picasso de Barcelona y se lleven al Mnac «para dar un contexto picassiano al modernismo».
Se podría pensar que esto es una broma porque se está invitando a acabar con la unidad del museo de la calle Montcada. Sin la etapa azul puede que el Mnac ganara unos cuantos cuadros, pero Barcelona haría que el museo dedicado al autor de «Las señoritas de Aviñón» perdiera su discurso narrativo. Nos quedaríamos sin un episodio clave de la labor llevada a cabo por Picasso en la ciudad que tanto aprendió.
Una mayor colaboración entre instituciones y coleccionistas es más aconsejable que cargarse de un plumazo lo que hay en la calle Montcada.
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