Música

Dublín

El carrusel de Jerry Fish

Jerry Fish (Dublín, 1957) se aloja en un hotel de la calle Pez («o fish street») y tras su visita a Madrid ha colgado en la página oficial de su grupo una foto con el cartel del mítico bar Palentino, en el barrio de Malasaña, donde pasó una noche de martes bastante animada.

Jerry Fish, en un hotel de la calle del Pez de Madrid
Jerry Fish, en un hotel de la calle del Pez de Madridlarazon

«Parece un set de rodaje de los ‘‘Soprano'' españoles. Y te dan un vaso de vino por un euro», deja escrito en su web. «Me encanta Madrid. Es ‘‘cool''», remata. Lleva 20 años haciendo música y giras mundiales con su anterior banda, An Emotional Fish, pero lo que le trae a Madrid es un delicioso disco, «Back to before», y una nueva banda.

 «¿Sabes? Hay un dicho de los indios americanos: si uno es infeliz es porque está pensando en el futuro o en el pasado, porque no hay infelicidad en el presente», dice como la enseñanza vital de una carrera después de varias giras mundiales. Fueron de los pocos en hacer sombra a U2 en su Irlanda natal. «Pero lo dejé todo, ya no me interesaba sonar en las radios, y eso que he visto a gente morirse por no tener éxito comercial. Me fui a mi casa, con mi hija». Y se encontró a sí mismo, haciéndolo todo él, volviendo a las canciones que primero grabó en cintas de casette, y ahora, en el segundo disco, con la tecnología que cabe en un teléfono y un ordenador doméstico. «No esperaba volver a tener éxito, pero lo he tenido, y he vuelto al juego», dice Fish, que se siente «parte de la revolución que comenzó David Lynch» al renunciar a grabar en cine y pasarse al vídeo digital. «Lynch ha demostrado que con la tecnología se pueden contar las historias que antes nadie habría imaginado que se podían llevar al cine. Historias pequeñas, personales, no grandilocuentes».

Puede que su disco, que ha escalado a los 20 primeros de iTunes en España, sea también de otro tiempo, como las películas de Lynch. Es un «collage» de géneros, que comprenden el jazz, el soul y el blues resuelto con genio. «Es como una escultura. Está diseñado para hacerte sentir el momento, para detenerse», cuenta. «Es una pena que hoy la gente joven no escuche un disco entero. Yo vengo de un tiempo en el que importa hasta cómo suena el silencio entre las canciones, y cómo se ordenan los temas». Su voz recuerda a las de Tom Waits o Leonard Cohen, pero su espíritu es el de su reverso bienhumorado.

El amor patético
El disco puede sonar oscuro aunque no es pesimista. «El agujero en el barco» dice que «nos hundimos» pero no es una metáfora de su país, donde la crisis puso en evidencia «que la culpa no es del dinero, sino de la avaricia». «Compuse esa canción antes de la crisis, encerrado en un sótano. No lo estaba pasando bien», relata. El tema que da título al disco, «Back to before», ya ha sonado en España en los anuncios para la campaña promocional de El Corte Inglés, pero Fish no cree que eso lo convierta en manido. «Está inspirado en el blues, y quería reflejar lo patético que puede ser un hombre enamorado. Que cuanto más triste, menos posibilidades de éxito tiene. Quería que sonase como una caja de música y que el peso lo llevase una voz», narra. «Sin embargo, la enseñanza que extraigo es que hay que vivir el momento, que las cajas fuertes sólo traen más inseguridad en el alma».


Imelda, soul con cerebro
Imelda May es una de las nuevas estrellas de la música irlandesa. Tiene la voz de Amy Winehouse y el cerebro que le falta. El año pasado publicó «Mayheam», un discazo con enorme repercusión, aunque algo desapercibido en España. Canta en «Back to before». «Es una chica increíble. La conozco desde hace mucho tiempo y sé lo duro que ha trabajado. Tiene el alma de la clase trabajadora y por eso me identifico con ella, porque en el mundo de la música eso no es frecuente... Veamos... ¿Coldplay? No, creo que no», dice bromeando.