Congreso Extraordinario del PSOE
Maremoto socialista
Lo que empezó siendo un recurso dialéctico pasó a ser un resorte de defensa colectivo y se ha convertido, ya sin tapujos, en un auténtico revoltijo de vanidades y de enfrentamientos políticos. El futuro de Zapatero, la sucesión y los movimientos que giran en torno a ella han abierto definitivamente la espita del PSOE. Cualquier gesto, cualquier declaración, cualquier matiz lanza y relanza los rumores sobre lo que va a pasar y además complica ya de por sí un jeroglífico rebuscado como ninguno.
Esta semana pasada tenemos muchas muestras de que el caladero socialista está muy revuelto. Carme Chacón se promociona como posible candidata a unas primarias, José Bono alaba esa posibilidad para después recordar a sus propios compañeros que con Zapatero no se puede hacer como se hizo con Adolfo Suárez desde su propio partido eliminándolo de la primera línea política. En esta macedonia de dimes y de diretes, no podía faltar Guillermo Fernández Vara, que también ha querido decir aquí estoy yo, y por supuesto José Blanco, que se ha dejado ver en los pasillos del Congreso en compañía de Bono, cuando nadie lo esperaba.
En fin, como se ve mucho lío, demasiado lío para pensar que el futuro del PSOE va a ser plácido y tranquilo en caso de que Zapatero decida no seguir adelante. Para empezar, hay que estar muy pendientes del Comité Federal del próximo sábado 5 de marzo. Todo apunta a que no va a ocurrir absolutamente nada; pero el Partido Socialista se caracteriza por una imprevisión de diseño que no le va nada mal y que por lo tanto deja la puerta abierta. Aunque a día de hoy las cosas son como son, no tiene mucho sentido esperar grandes novedades, está claro que los termostatos se van a ir poniendo en órbita.
Por lo demás, lo único que es evidente a estas alturas de la película es que la candidatura de Alfredo Pérez Rubalcaba se desinfla. Su excesivo protagonismo, el desgaste político provocado por el chivatazo del «Faisán» están dejando a Rubalcaba más tocado de lo previsible. Eso no quiere decir que él no pueda ser uno de los candidatos en unas posibles elecciones primarias; pero lo que sí parece inevitable es que Rubalcaba ha dejado de ser ese candidato de consenso para sustituir a Zapatero sin necesidad de pasar por elecciones internas. Rubalcaba puede ser el elegido, pero en caso de ser así será a través de unas primarias. No será el candidato fruto del dedazo de los barones socialistas. La estrella de la exclusividad se está apagando por días y por horas.
Con tanto guirigay no hay que sorprenderse en exceso de los nervios tangibles en el PSOE. El último ejemplo de este fin de semana son las palabras de Blanco calificando de «frikis y anarcoides» a los miembros del Partido Popular por sus críticas a las llamadas medidas de ahorro energéticas del Gobierno. Los socialistas han encendido el ventilador. Es la operación de siempre. La jugada del despiste.
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