Huelgas

La austeridad sindical

La Razón
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No hay semana que los sindicatos no reciban alguna nueva subvención de un Gobierno que se caracteriza por su prodigalidad en el uso del erario público. Las decenas de millones de euros se amontonan en las cuentas de UGT y CCOO, aunque les molestan las críticas. Ni siquiera necesitan ser unos pedigüeños, porque el Gobierno se adelanta y con el BOE en la mano les reparte unas dádivas que explican su colaboracionismo. La huelga fue un paripé. Un espectáculo de cara a la galería con el fin de lavar su mala conciencia por haber sido cómplices en la pésima política económica de los últimos años. Una vez completado el trámite de la huelga, vuelven a ser los dóciles sindicalistas que tienen mala conciencia por las incomodidades que le han causado a Zapatero. Es un espectáculo poco edificante ver cómo reciben estas subvenciones millonarias en estos tiempos de penalidades para millones de trabajadores. La crisis no afecta a la economía de los sindicatos, sus dirigentes y los liberados sindicales.